ribbon

Ni leche, ni miel: recortes

19 de junio de 2017

|

 

Cualquier líder socialista pudiera firmar estas palabras:

“No quiero un país que te pregunte de dónde vienes, sino a dónde vas. Quiero un país que funcione para todos y no para unos pocos privilegiados”.

Pero no, Se trata de la primera ministra británica, Theresa May, quien ha sido comparada con la ex premier Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro”, que tanto odio suscitó en la masa trabajadora.

May vuelve al ataque, luego de fallar sus cálculos en los comicios anticipados que convocó para aumentar su ventaja legislativa y sentirse más fuerte en las conversaciones quesostiene sobre el Brexit, la salida de su país de la Unión Europea.

Su Partido Conservador ganó los comicios, pero perdió 12 escaños, y ahora solo tiene 318 de los 326 necesarios para ser mayoría.

Lo difícil para los conservadores fue ver el ascenso del Partido Laborista, que ganó más de 20 curules y llegó a 261, lo que fortalece la posición de su principal dirigente, James Corbyn, para una posible sustitución de May.

Pero la principal cuestión no es la mera sustitución, sino enfrentar un futuro algo incierto en que surgirán obstáculos a la economía hasta la posible adaptación fuera de la UE.

Como el elector británico cambia su parecer de un día para otro, fuera de la denominada característica de ser flemático, May tiene que buscar la unión con otros elementos para lograr avanzar en sus planes, que están muy lejos de los días en que los británicos disfrutaban de la leche y miel tradicional en su desayuno. para enfrentar mayores recortes sociales.

Analistas coinciden en afirmar que esta fue la peor campaña electoral que un político británico haya hecho en décadas, al tratar May a los británicos como a niños traviesos a los que se les puede dictar el camino a seguir. Rechazó el debate público, evitó hablar con los electores y se limitó a repetir como una fría máquina sus machacadas consignas.

 

AUTODESTRUCCIÓN

 

Los británicos se dieron cuenta de que May, fuera de su protegido círculo de amigos, no confía en nadie y es incapaz de escuchar.  Demostró ser fría, retraída e incomprensiva con las reales preocupaciones de la gente: educación, el sistema de salud y la financiación de la atención a los ancianos.

Su propuesta de imponer un “impuesto a la demencia” a los mayores fue criticado como una “expropiación” de los más débiles. Si bien luego se retractó, esa postura la afectó mucho. ¿Cómo puede alguien hacer semejante propuesta tan absurda?

Corbyn apareció como un político cercano a la gente, convencido de su programa y apasionado por ofrecer soluciones a los problemas. De un “perdedor”, surgió un ganador.  Fue la juventud la que apoyó a Corbyn, quien con su campaña en las redes, logró un “efecto Bernie- Sanders” en el Reino Unido, en donde los jóvenes también han puesto la esperanza  en sus promesas sociales.

El problema es que, al parecer, ya la mayoría de los británicos no quieren la salida de la Unión Europea, como revelan  la división al respecto en el norte y en el sur, en ciudades y en campo, en los acalorados debates entre defensores y detractores del Brexit. Cada uno toma sus decisiones políticas según sus propios criterios. En la política británica se perdieron las viejas lealtades, las tradiciones regionales y los lazos sociales de otrora.

Y es que Gran Bretaña está en una crisis tal que se perdió el eslogan de Estado de Bienestar que disfrutaban, y que. incluso, conllevaba a una política social que no tenía que envidiar a los programas de salud y educación más avanzados, como han sido característicos en los países socialistas.

Mientras May y sus acólitoshabían y piensan sobre el Brexit, cuatro millones de  familias con hijos pueden perder sus casa y empleos, a pesar de engañosos números de crecimiento económico.

Con salarios bajos y costos muy altos, muchas familias enfrentan la batalla diaria de que le alcance lo que gana para poder vivir. Pero en vez de enfrentar y aliviar esta crisis, el premierato planifica nuevos recortes.

Comentarios