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New York, New York, descollante

8 de agosto de 2016

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Conocida internacionalmente como Nueva York, acude ineluctablemente a un lugar de la mente, cuando se inquiere por alguna ciudad de Estados Unidos, por encima de Washington, la capital, y de las también populosas San Francisco y los Ángeles, por citar algunos ejemplos.
Tal nombre atrae, al margen de cualquier ideología, por ser la sede del famoso equipo de béisbol Yankees, inspiración para Frank Sinatra, lugar donde fueron devastadas las Torres Gemelas y principal campo de operaciones de la mafia (por encima de la más publicitada Chicago).
Y hoy se muestra con otras inquietas aristas, cuando se descubre que varios edificios tienen en sus azoteas cultivos de amapola, porque de ella se extrae la heroína, y no porque sea inspiración de una hermosa canción romántica interpretada por las cubanas Esther Borja y Marta Pérez, y que el Montuno a Jatibonico, de Alcides Ríos, le dé un justo lugar.
No quería creerlo, pero así me lo aseguran, porque se da en momentos en que la ciudad hay un clima entre templado y cálido, aunque también las instalaciones de los invernaderos sirvan de disfraz.
Las autoridades neoyorquinas se han mostrado cercanas a las negociaciones con Cuba, después de haberlas combatido durante mucho tiempo, pero destacan más por su oposición al sistema de fracking, esa forma de extraer petróleo que conlleva el peligro de contaminación de las aguas y de todo lo que toca en general.
También las autoridades citadinas se han mostrado contrarias a los abusos policialesa contra los afronorteaericano0s, lo cual le ha valido el rechazo y falta de apoyo del cuerpo, que quiere impunidad e intenta subordinar al ente gobernante neoyorquino. Además, hay agentes negros que dice que la propia policía los discrimina respecto a las promociones.
Nueva York es una ciudad donde la mayoría de los residentes son hispanos, afroamericanos y asiáticos.
Ello lleva a un juego malabar en el que las autoridades tienen que buscar el equilibrio, ya que necesitan a la policía para proteger a los grandes capitalistas e inversionistas de Wall Street, mientras tienenque conseguir el voto mayoritario de la minoría, que en Nueva York son mayoría, por lo cual, al final, seve obligadas a subordinarse a los intereses policiales.
En este contexto queda muy desprestigiada la actuación contra los desmanes de la policía, cuya participación en el reciente estrangulamiento de un afronorteamericano, desarmado e inerme, fue echado al olvido.
En ese New York, Nueva York para nosotros, es donde la policía ha construido un poder político formidable, muy organizado, y cuando está molesta, baja los procedimientos contra la delincuencia, empiezan a aflojar los registros de robos y asesinatos, empiezan a llegar tarde y realizan apenas la mitad de lasa detenciones normales.
Todo un chantaje en la descollante ciudad de los rascacielos.

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