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Nada de optimismo

25 de agosto de 2018

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Donald Trump está explotando para su provecho la honda división que está creando en Estados Unidos, donde no le preocupa las diversas acusaciones de desaguisados que van desde lo sexual hasta el fraude, porque siempre encuentra al chivo expiatorio que carga con las culpas.
Esta vez el escándalo le tocó muy de cerca, con dos de sus asesores con fraudes comprobados y que admitieron diversas trampas durante la campaña electoral del hoy mandatario, al tiempo que dieron a conocer algunas de las intimidades con mujeres a quienes les pagaron para silenciarlas, lo cual Trump niega categóricamente.
Empero, independientemente de lo que se ha argumentado contra él, buena parte de la población ha seguido respaldándolo. Reportajes sobre los dislates del mandatario son descritos por sus simpatizantes como propaganda y campañas de desinformación de una prensa mentirosa; y esas difamaciones absurdas son alentadas casi diariamente por el propio Trump con sus tuits incendiarios.
Y es que Estados Unidos es un país profundamente dividido: los seguidores y adversarios de Trump no pueden ponerse de acuerdo ni siquiera para fijar un punto de referencia común que les sirva a ambos bandos para evaluar las actuaciones de este hombre. Esa situación hace que todos estén preocupados por algún yerro que golpee a la nación, además de que trascienda fronteras y provoque alguna situación anormal en el campo bélico.
Lo que queda son los tribunales: de cara a las largas sentencias que penden sobre los ahora ex asesores Cohen y Manafort, quienes pueden terminar cooperando con los investigadores. No sería una sorpresa que otros hechos indecorosos se hicieran públicos en el futuro cercano. No obstante, cabe dudar que el Presidente llegue a ser objeto de una demanda porque, debido al cargo que ocupa, goza de inmunidad política; al menos frente a acusaciones relacionadas con sus tareas oficiales. Queda en manos de los juristas determinar si las escapadas sexuales previas a su elección como mandatario calzan en esa categoría.
El propio Trump está convencido de que él puede indultarse a sí mismo. Todo apunta a que el jefe de la Casa Blanca podrá seguir aplicando sus políticas escandalosas sin que su debilidad de carácter lo estorbe y sin temer por su reputación.
Pero además, como indicó el colega Cubasí, Trump sólo podría ser vulnerable si en las elecciones de medio término de noviembre próximo el Partido Republicano pierde la mayoría en ambas cámaras, por lo que pudiera ser sometido a un procesopara destituirlo.
Otra opción es que ciertos dirigentes de su partido están molestos con su mandato, pero esto sería un bumerán para ellos, si no encuentran al sustituto adecuado.
Hombre impredecible, que una cosa dice un día y otra al siguiente, cumple, sin embargo con lo que prometió en la campaña electoral, al tiempo que ha aprovechado situaciones internacionales en el ámbito financiero para hacer crecer la economía y bajar el índice del desempleo, cuestiones que hay que reconocer interesan más al ciudadano común.
No importa que le endilguen los peores calificativos, la persecución a los inmigrantes, si logra mejorar la economía de un país en que el 70% de la población es racista, apuesta por el supremacismo blanco y está dispuesta a perdonar sus erroresy apoyar a uno de los suyos, y más si es connotado.

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