Naciones Unidas: 80º aniversario en momentos decisivos
22 de septiembre de 2025
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No será la primera vez que en esta sección abordamos las decisivas circunstancias que para su funcionamiento e incluso para su existencia futura está atravesando la Organización de Naciones Unidas (ONU), acompañada por su red de órganos y agencias especializadas, que a lo largo de 8 décadas han surgido y desempeñado -no sin altibajos- una función en general positiva en el ámbito internacional, en la colaboración y la ayuda de diverso tipo para el desarrollo de las naciones menos favorecidas y en la solución de conflictos territoriales o fronterizos.
La participación de la ONU ha jugado un importante papel en diversas coyunturas y de este modo ha podido sostenerse y sobrevivir desde 1945 con mejor suerte que su antecesora, la Sociedad de las Naciones, fenecida sin gloria durante el período entre las dos guerras mundiales del siglo XX.
Pasando por encima de defectos estructurales como el derecho al veto por parte de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad -que ostenta poderes supremos de decisión y autoridad- los períodos anuales de la Asamblea General y de las agencias especializadas no han escatimado esfuerzos por hacerse sentir y que sus acuerdos prevalezcan al menos en sus ramas respectivas.
Para lograr esos consensos necesarios y seguir avanzando se necesitan esfuerzos no solo económicos o de financiamiento, sino también personal capacitado y firme, convencido de los nobles objetivos de Naciones Unidas y defensores escrupulosos de su Carta fundacional, rehuir la inútil burocracia y actuar con sabiduría, generosidad, amor a la humanidad y a la paz con dignidad.
En estos momentos decisivos que viven hoy las Naciones Unidas como organización mundial, no es difícil percibir que uno de los obstáculos mayores y más visibles para el cumplimiento de sus misiones, objetivos y tareas se encuentra en la actitud de desconocimiento, irrespeto y desprecio hacia ella que mantiene el actual gobierno imperialista de Estados Unidos, en todas las vertientes de trabajo de la organización y sus agencias.
No olvidar que el Secretario de Estado de este gobierno, vociferó recientemente: “A mí no me importa lo que diga la ONU…” La negativa a conceder las visas de entrada al país sede a la delegación de la Autoridad Nacional Palestina es muestra evidente de esa actuación saboteadora y pone nuevamente sobre la mesa el tema de la viabilidad y confiabilidad de Estados Unidos como sede de la ONU. Es cuestión que, a la larga, tendrán que enfrentar.
Ojalá que en el actual período de sesiones de la Asamblea General, la organización mundial salga de verdad fortalecida y no esté jugando lamentablemente, sus últimas cartas.
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