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Mutante atrapado

29 de mayo de 2017

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Luego de ser condenado al ostracismo por el ala derechista y los barones del Partido Socialista Obrero Español, elecciones internas permitieron inobjetablemente el regreso triunfante de Pedro Sánchez a la presidencia del PSOE, lo cual vuelve a convertir a esta entidad en un fuerte escollo para el gobernante Partido Popular.

Este sigue siendo, por cuestiones de amnesia política extendida y el miedo a lo que pudiera parecer novedad, la fuerza con más poder institucional, a pesar de que el PP está imputado en los tribunales por corrupción estructural. El presidente de ese partido es Mariano Rajoy, responsable además de continuados recortes de libertades y medidas de austeridad.

Sánchez superó a la principal contendiente, la ahora ex secretaria general Susana Díaz, la candidata de los llamados pesos pesados, como “Felipón” González y José Luis Rodríguez-Zapatero. Y es que la connivencia del PSOE para que el PP siguiera en el poder, tras diez meses de limbo político, lo hace cómplice de cuestiones que lleganal paroxismo de la corrupción, impune en España, por supuesto.

Uno de los más recientes síntomas fue la nominación gubernamental para el Banco Mundial del ex ministro José Manuel Soria, quien dimitió hace unos meses por sus conexiones con paraísos fiscales revelada por Los Papeles de Panamá. Hasta dentro del propio PP surgieron voces críticas, y Rajoy ha tenido que dar marcha atrás en este nombramiento después de justificarlo con medias verdades.

Y es que no ha ocurrido la renovación para la necesaria la transformación y la regeneración democrática, la que debía poner en la candela a la principal fuerza conservadora.

Rajoy, el PP y parte del establishment español encontraron muy pronto el único antídoto posible contra esa radiación aparentemente imparable: el aburrimiento, el bloqueo, la nada. Manteniendo un perfil muy bajo en los medios de comunicación, Rajoy se burló de las evidentes muestras de indignación social. Así dejó que el tiempo hiciera el resto.

En otras palabras, si España despertó, quieren dormirla de nuevo, pero en esto ha surgido una posible esperanza con la nueva asunción de Pedro Sánchez en un partido debilitado, pero necesario para oponerse a la derecha extrema.

Y es que hay que luchar contra el hastío y el abstencionismo que suben. Se dice que en las negociones, las partes deben ceder en algunas de sus demandas, por lo que si el PSOE logra ponerse de acuerdo con Podemos, quizás logren formar un frente consecuente contra los males estructurales de la política en un país frustrado, con el impulso congelado, al que se ha calificado de mutante atrapado entre dos épocas.

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