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Muros y recuerdos…

12 de noviembre de 2014

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Este 9 de noviembre se recuerda la caída del Muro de Berlín en igual fecha de 1989.
De aquel hecho se han derivado otros muchos. Para algunos fue el empujón final al socialismo europeo, que poco a poco se fue autodestruyendo bajo la venia de algunos de sus dirigentes y la ayuda de Occidente.
Quizás de lo menos que se hable o publique hoy es que aquella valla divisoria separaba artificialmente al pueblo alemán y a dos sistemas económicos y sociales diametralmente opuestos que todavía hoy, 25 años después, no ha encontrado un verdadero equilibrio.
La historia recoge que con el fin de la II Guerra Mundial, Alemania quedó dividida en cuatro sectores: la parte oriental liberada por los soviéticos y la occidental bajo el control de Estados Unidos, Francia e Inglaterra.
Luego, en 1949, los tres sectores occidentales (estadounidense, francés y británico) pasaron a llamarse República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA).
En esas circunstancias, la ciudad de Berlín quedó dividida y se crearon 81 puntos de paso entre las dos zonas de la urbe, hasta que el 12 de agosto de 1961 se decidió hacer un muro provisional.
Días después se levantó una alambrada de 155 kilómetros que separaba a las dos partes berlinesas. Luego, una muralla de concreto fue sustituyendo las alambradas.
Hoy día, la explicación que recibe el turista u otro visitante de Berlín, es la alineada con Occidente, tal y si se estuviese hablando de un hecho salido de lo más oscuro de la inteligencia humana.
De otros muros se habla poco y de algunos, incluso, no se ha dicho nada de su existencia.
Uno de los más grandes, costosos y humillantes es el levantado en los 3 200 kilómetros de la frontera entre Estados Unidos y México, luego que el imperio arrebatara casi la mitad del territorio azteca.
El muro construido por Estados Unidos con el argumento de poder controlar la entrada de indocumentados está formado por vallas de acero y concreto, al que se suman cámaras infrarrojas, sensores, drones, y otros mecanismos.
Recorrer parte de ese muro por la zona mexicana y ver la cantidad de señales que recuerdan a decenas de personas muertas por las balas de las tropas norteamericanas, es una experiencia que enseña cuan cruel es el vecino que ha cercado al país al que le arrebató una buena parte de su territorio.
Otro muro del que poco informan los grandes medios de prensa es el levantado por Israel para asfixiar a la población palestina.
Como desde aquellas tierras provienen tantas noticias —ninguna buena— relacionadas con las agresiones sionistas, los asentamientos judíos que construye Tel Aviv en tierra palestina y otros, el llamado muro del apartheid no se informa al mundo.
Fue levantado entre Israel y Cisjordania, con vallas, alambradas, zanjas, placas de cemento de hasta 8 metros de alto, ocupando tierras árabes, destruyendo olivos y otros cultivos y vigilado desde el aire por modernos drones desde donde se dispara al más mínimo movimiento.
Con el objetivo de evitar la inmigración de africanos hacia Europa, otro muro se levantó en Ceuta y Melilla, ciudades autónomas de España.
Recorren el mundo las imágenes de los cientos de africanos que desesperadamente tratan de escalar la alta valla, provista además de cuchillas que causan heridas al menor roce, así como un tendido de alambre de púas de tres metros.
Otro ejemplo, de los muchos muros que existen y persisten en disímiles lugares del planeta es el levantado por Marruecos en el Sahara Occidental, zona arrebatada a los saharauis luego que España, que era la potencia colonial ocupante, se retirara de la zona.
Estos son solo ejemplos, muchos de ellos pocos recordados, de cómo países como Estados Unidos, Israel, España y Marruecos, levantan tapias donde debían alzarse plantaciones de olivos como símbolos de la paz y el derecho de cada pueblo a ser libre y soberano.

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