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Mundial ejemplar

17 de julio de 2018

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Hinchas de todo el mundo, incluidos un millón de visitantes, la propia Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), dignatarios y otras personalidades internacionales, muchas de ellas no simpatizantes de Moscú, no fueron remisos en admitir que el Mundial de Fútbol que se acaba de efectuar en Rusia es el mejor que se ha efectuado en la historia de ese tipo de evento.

En lo personal, no solo pienso igual, sino que admiro la política practicada por las autoridades rusas de preparar a más de 40 000 personas para la educación masiva acerca de la no discriminación, ni racial ni cultural, lo cual  es un hecho singular, importante en estos tiempos der desigualdad y que tuvo como colofón la victoria futbolística de un equipo multirracial, el francés, el único favorito que llegó a las finales.

Les Bleus (Los Azules), de Francia, estuvo integrado por jugadores de origen africano y árabe, además de blancos, todos los cuales actuaron en el terreno como un bloque compacto, además de que cada uno podía brillar con luz propia, por sus méritos de versatilidad, rapidez y tenacidad que los podía encumbrar individualmente. Su victoria fue toda una fiesta, además de ser una bofetada al fuerte racismo imperante, cuyos líderes intentaron en más de una ocasión crear un equipo solo para blancos.

Pero esto no es una nota, ni un comentario deportivo, porque más importante aún es el mensaje de paz enviado por Rusia, sobre todo a aquellos que intentaron oscurecer el evento e incluso impedirlo, con campañas tan falsas como ridículas, profusamente distribuida por la prensa al servicio del imperialismo.

Los miles de hinchas latinoamericanos que han cruzado el océano para alentar a sus ocho selecciones han quedado maravillados al encontrarse con ciudades modernas y vibrantes, habitadas por personas cálidas, dispuestas a dar una mano a los visitantes. En suma, una imagen que rompe con el concepto difundido por la prensa pronorteamericana de ubicar a los rusos como seres distantes y hostiles

Los que no fueron han podido disfrutar de emisiones televisivas que muestran las características de todas las ciudades sede, con visitas a puntos de interés panorámico y cultural y suscitando un interés hasta ahora inédito.

¿A qué se debe esto? Durante el siglo XIX, las crónicas de viajeros y diplomáticos solían dar “una descripción negativa de Rusia”, con el fin de “reafirmar la identidad europea” de sus autores. En el siglo siguiente, la Guerra Fría contribuyó a que desde Europa y EE.UU. se mostrara a Rusia y el resto de la Unión Soviética como “la encarnación del mal”, por representar al sistema comunista.

Eso ayudó a aislar a Rusia, a verla como un espacio exótico y diferenciado. Pero cuando observaron lo que sucede en la propia historia de Rusia, en la cultura y el pensamiento, notaron una enorme cantidad de contactos entre Rusia, Europa y el mundo en general

En el Mundial, la presencia directa, “sin intermediaros” de los visitantes ayudó a demoler los preconceptos que se tienen hacia los rusos, que están distantes de la fama que se han ganado de “personas frías, melancólicas, rudas”, aunque si esta construcción se hubiera hecho a partir de otras expresiones culturales, como por ejemplo la música, “la imagen tal vez hubiese sido diferente”.

Es una imagen que se construyó a partir de cierta literatura rusa, la que fue recepcionada en Occidente. Se puede pensar en autores como Dostoievski, o Tolstoi o Nikolái Gógol. A partir de sus personajes se creó esta imagen de los rusos como tendientes a la melancolía.

En lo personal, he estado varias veces en Rusia y, como cubano, siempre hallé simpatías por serlo, pero esto ya se ha extendido a los llegados de cualquier latitud, como se acaba de demostrar en este Mundial de Fútbol, donde primó la igualdad, la no discriminación y la solidaridad.

No fue una imagen preparada, como se hace en Occidente, sino que revela el rostro de la Rusia de hoy la que envía un mensaje de paz al resto del mundo.

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