ribbon

Monroe agoniza

17 de diciembre de 2021

|

 

De que la doctrina imperialista concebida por James D. Monroe –para apoderarse de América Latina y el Caribe por parte de Estados Unidos convirtiéndola en su “patio trasero”– se encuentra en franco proceso de agonía, no hay dudas. Washington trata desesperadamente de mantener su vigencia y utilizarla como un factor amenazante del uso de la fuerza, la injerencia, la presión y el chantaje hacia los pueblos del hemisferio y hacia los gobiernos que se niegan a doblegarse ante los dictados imperiales y se han decidido a mantener el rumbo independiente y soberano, de no intervención y autodeterminación, al que tienen derecho según la ley internacional refrendada por la Carta de las Naci9ones Unidas e incluso reconocida teóricamente en la Carta constitutiva del engendro imperial que es la OEA.

La recién celebrada vigésima Cumbre de Jefes de Estados y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP)  así lo confirma plenamente, cuando pudo exhibir un balance exitoso y unitario de 17 años –desde que la fundaron Fidel Castro y Hugo Chávez– saliendo airosa en medio de agresiones económicas de todo tipo, bloqueos, sanciones, persecuciones y campañas comunicacionales llenas de mentiras, insultos y calumnias de la naturaleza más vil. A ello se sumaron los desastres naturales y la Pandemia COVID-19.

Sin embargo, la ALBA-TCP no pudo ser vencida ni disgregada; se mantuvo firme, digna y en la lucha desafiando las conspiraciones y campañas subversivas del Imperio y sus aliados; supo encarar con inteligencia y habilidad desconcertantes para los enemigos todos los obstáculos colocados en su camino y seguir adelante.

Mostró al mundo que en América Latina y el Caribe es posible fortalecer e impulsar un mecanismo de concertación política sustentado en los principios de solidaridad, justicia social, cooperación y complementariedad económica.

La existencia misma de la ALBA-TCP y la declaración final de 44 puntos adoptada en la reciente Cumbre de La Habana evidencian que el imperialismo norteamericano pierde cada día más su capacidad de engaño, de presión y de amenaza en su otrora “patio trasero” y tiene que acudir a desfachatados anuncios como el que hizo en la desprestigiada Cumbre de la antidemocracia, cuando exhibió sin tapujos que dedicaría 400 millones de dólares a un programa de intervención y subversión contra quienes no se sometan a sus dictados. Con ese anuncio despidió a sus “invitados”.

Y aunque a la espada de Bolívar y al pensamiento de Martí les queda aún un largo trecho por andar en las tierras de América, el Imperio yanqui no puede ya ocultar que Monroe agoniza y que, como señalara el presidente venezolano, “el ALBA es nuestro espacio y nuestra casa, donde todos son iguales y nadie amenaza ni chantajea, donde no hay débiles amenazados porque todos somos iguales”.

 

El ALBA es la gran casa de los iguales.

Comentarios