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Mediador confiable

31 de octubre de 2018

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Ya está dando sus frutos lo que parecía imposible no sólo en países del continente, sino también del mundo con conflictos de larga data: dos facciones opositoras hasta ahora enemigas se han unido al gobierno para aceptar el papel de Rusia en la reconciliación política de la República Centroafricana.

País africano que no ha conocido realmente la tranquilidad, es escenario de una guerra nada difundida, invisibilizada, en la que han perecido cerca de 10 000 personas y mucho más de medio millón han tenido que abandonar sus hogares.

Todo es más grave cuando apenas la nación tiene poco más de cuatro millones y medio de habitantes, unos ocho por kilómetro cuadrado, sumergidos en el terror ocasionado por grupos paramilitares y ejércitos privados, aderezado por una fracasada intervención francesa en su antigua colonia, a lo que siguió una inoperante actuación de fuerzas militares del continente bajo la bandera de la ONU, que todavía está allí.

Tres periodistas rusos que investigaban la posible participación de mercenarios de esa nacionalidad al servicio de una empresa trasnacional, fueron secuestrados y asesinados, el mismo destino de trabajadores dedicados a labores humanitarias.

En cuanto a la oposición centroafricana, se señala que Seleka y Anti-Balaka acordaron crear una plataforma común para celebrar consultas, con el fin de lograr una paz duradera y estable en la nación, evento que se celebró en Jartum, a instancias de la Federación de Rusia y la República de Sudan, con el aval de la Unión Africana.

Por su parte, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, dijo que Rusia saluda la dinámica positiva en esta cuestión, aunque indicó que todavía quedan muchos problemas, y llamó a consolidar este proceso.

Rusia ya había firmado un convenio de cooperación militar con el gobierno centroafricano, mediante el cual unos 200 asesores se encuentran entrenando a un nuevo ejército de 1 300 hombres en la etapa inicial, con mejores armas, más capacitado y sensibilizado con los problemas de la población, a fin de evitar la violación de los derechos humanos

Para poder suministrar armas a la nación africana, Moscú pidió y consiguió el permiso de la ONU, principalmente el consentimiento del Consejo de Seguridad.

Esos acuerdos se conciertan periódicamente con miras a racionalizar la cooperación de los organismos nacionales de defensa, incluido el intercambio de información y la asistencia en la capacitación del personal. Usualmente contienen un conjunto estándar de obligaciones mutuas en el campo de la educación militar, intercambio de información, visitas de delegaciones oficiales, interacción en operaciones de rescate, dijo el experto de la compañía “Integration of Examination” (involucrado en el estudio de África) Vadim Zaitsev.

Casualidad o no, Washington anunció una donación de 12,7 millones de dólares a la formación del Ejército centroafricano, con tal de competir en ese terreno, que, sin dudas, es favorable a Rusia, porque goza con la confianza de todas las partes, no así EE.UU.

Lo cierto es que ya preocupa a Washington que Rusia también se interese en los problemas de Libia, una nación hiperagredida por potencias occidentales, al compás de los deseos norteamericanos. Los elementos serviles allí ya suministran a Europa el 80% del petróleo libio.

Además, Moscú mantiene un apoyo tajante y explícito al general Jalifa Hafter; en Túnez, con quien ha colaborado exitosamente en la lucha antiterrorista; refuerza lazos económicos con Marruecos y construirá una planta con cuatro reactores nucleares en Egipto, y todo por la bien ganada reputación alcanzada en el combate a la agresión a Siria. O sea, es claramente visto como un buen aliado, confiable, y más en lo militar.

También es notable la presencia de China, que se muestra imparable, con lazos económicos y políticos en medio continente.

Toda esta cuestión contrasta con el poco interés mostrado hasta ahora por Trump, con un desprecio tal-recuerda el colega Cubasí-, que llegó a calificar a las naciones africanas como “países de mierda”.

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