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Max Lesnik regresó, esta vez para quedarse

28 de abril de 2025

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Tras 64 años de su fructífera vida radicado en la ciudad de Miami, el periodista cubano y digna figura combativa y patriótica Max Lesnik Menéndez -fallecido hace pocos días en aquella ciudad floridana a los 94 años de edad- regresó definitivamente a la Patria para quedarse sus restos en el pequeño cementerio de Teresa de Calcuta, Habana Vieja.

Allí, donde también reposan su querido hermano de ideas y de acción que fue el historiador Eusebio Leal Spengler, junto al primer historiador de la ciudad Emilio Roig de Leuchsenring y otras personalidades destacadas de la vida cultural y científica del país.

En ese lugar lo veneraremos para el recuerdo y la conmemoración, al lado de su esposa Miriam, y estará eternamente presente para que no olvidemos que fue un hombre entero, digno, valiente hasta el desprecio por la vida que lo llevó a enfrentarse serenamente a la mafia anticubana y mercenaria, que atentó contra él en numerosas ocasiones, sin lograr amedrentarlo ni doblegarlo.

Porque fue una figura que no temió a la polémica, reconoció modestamente cualquier desacuerdo pero encarnó notables virtudes como la fidelidad a los principios que defendió desde sus días juveniles como dirigente estudiantil o de la sección juvenil del Partido Ortodoxo.

Hombre incorruptible a toda prueba, salió incontaminado de la vieja política y se incorporó a todo riesgo al movimiento revolucionario aún a temprana edad y así militó, firme y consecuente, fiel seguidor de los líderes históricos de la Revolución Cubana, Fidel y Raúl.

No proclamemos duelo, por el contrario, la tierra cubana está jubilosa por haberlo recibido -tal como él quería- esta vez definitivamente y poder de este modo rendirle homenaje, aprender de su ejemplo y explicarlo suficientemente a las nuevas generaciones.

La Revolución Cubana no podrá decirle, como habitualmente, “descanse en paz”, porque hombres como Max no descansan nunca y siguen proyectando su obra y su vida.

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