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“Matildas” en Venezuela

7 de abril de 2014

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Tal como la canción en que Harry Belafonte denunciaba a Matilda por haberse robado su dinero y huir a Venezuela, muchas otras buscadas en diversos países engrosan las filas del paramilitarismo utilizado en el complot imperialista para deponer al gobierno de Nicolás Maduro.
El miedo al socialismo del Siglo XXI que gobiernos de la región tratan de poner en práctica casuísticamente, hace que el Imperio enfile sus principales armas contra Venezuela, por su importancia geoestratégica y tener las mayores reservas mundiales de petróleo conocidas.
Pero no solo los mercenarios paramilitares integran esta madeja contrarrevolucionaria, sino que Estados Unidos se vale de todos los medios posibles para subvertir y dividir el país, con el abierto concurso de una prensa controlada por los magnates y especialistas    en la distorsión.
Así, las “Matildas” se ganan su dinero mal habido, incluidos elementos militares en el grupo élite de la aviación, a fin de evitar que la paz sea restablecida en toda la nación.
En este contexto destacan los medios oligárquicos que no dan tregua con ataques que rayan en la procacidad, incitando a la sedición, como cuando el diario El Nacional llamó públicamente a la asonada militar, en un artículo difundido inmediatamente por CNN, ABC, El País de Madrid y la red de medios que en un 90%    maneja el poder hegemónico.
En la actual coyuntura venezolana, un elemento muy explotado por los medios del Imperio ha sido y es el desabastecimiento, que ellos mismos han impuesto desde hace tiempo.
Lo más peligroso de todos es que cada vez que se derrota electoralmente a la derecha (18 veces de 19 ocasiones), se incrementan los planes y acciones contrarrevolucionarios nunca desaparecidos desde que el chavismo llegó al poder mediante el respaldo popular.
Tal como se demonizó la figura y gestión del presidente Chávez con métodos más modernos y sofisticados, además de los intentos de golpe de Estado y asesinatos, hoy los embates mediáticos en contra del presidente Maduro van en la línea de deslegitimarlo, crear la sensación de desgobierno y desacreditar a sus personeros, mezclándolos con una violencia subversiva en que mercenarios y un lumpen alimentado por las capas poseedoras se dan de la mano.

 

PESE A TODO

 

No obstante este panorama de subversión introducido por el imperialismo y actuado por sus marionetas contrarrevolucionarias, el gobierno de Nicolás Maduro ha ganado más respaldo entre la población, anuncia que la nación crecerá económicamente y aumentará y mejorará los programas sociales que han alejado el fantasma del hambre y la pobreza, construido viviendas para la población y llevado al fortalecimiento de la conciencia ciudadana.
Porque no obstante todos los problemas creados por la conspiración imperialista, el gobierno ha incrementado su determinación de copar hasta el último rincón de la nación sudamericana para llevar la verdad, conocer de primera mano cada problema, enfrentar el burocratismo, la corrupción y la delincuencia, y lograr la eficiencia en todos los órdenes, lo cual coadyuvará a ganar la indispensable batalla ideológica para construir el socialismo.
No es una tarea fácil, porque estas “Matildas”, además de llegar desde el exterior, pululan localmente entre unas filas enemigas vengativas y con un odio visceral a los revolucionarios.    Además, reitero, tienen un gran poder económico, dominio de la mayor parte de los medios de comunicación y no cesan en sus campañas para crear la inseguridad ciudadana.
Así, compraron votos y conciencias de incluso falsos chavistas, insuficiente ante la transparencia de elecciones que dieron una ajustada, pero honesta victoria a la continuación del proceso iniciado por Hugo Chávez.
Ahora, como antes en la violencia convocada por el mafioso Henrique Capriles, el caos protagonizado por el neofascismo de dentro y fuera ha costado vidas, centenares de heridos y daños a numerosos inmuebles, incluidos centros asistenciales médicos.
Ello hace recordar a las prácticas nazis de antes de la Segunda Guerra Mundial y, personalmente, las comparo con las utilizadas hace unas seis décadas por la Agencia Central Inteligencia de Estados Unidos y entes similares europeos, para subvertir el orden y derrocar a Mohamed Mossadegh, en castigo por haber nacionalizado el petróleo iraní.
Pero en Venezuela han encontrado la digna actitud de las fuerzas armadas y la firmeza de Maduro, quien, al mismo tiempo que llama cordialmente a la paz, subraya su disposición de seguir la batalla decisiva hacia el socialismo, rechaza la injerencia de Estados Unidos y sus aliados europeos, así como sus planes golpistas, y subraya una politica internacional solidaria e integracionista.

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