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Más allá de las canchas

30 de noviembre de 2020

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La súbita desaparición física del astro argentino del fútbol mundial Diego Armando Maradona -considerado por muchos como el más brillante futbolista de todos los tiempos hasta hoy-, provocó una extraordinaria repercusión mundial, más allá de las canchas, y donde fue fácil percibir el alineamiento de unos y otros.

Era lógico que así ocurriera, pues el llamado “pibe de oro” habíase convertido en una figura emblemática, polémica e imprescindible en el debate político y social de estos tiempos, sin ser presidente de ningún país, ni pensador, ni escritor ni mucho menos filósofo.

Sus posiciones, sin embargo, pasaron a formar parte del debate mundial de ideas, donde sostuvo las suyas propias con firmeza y valentía, sin dejarse amedrentar y mucho menos amenazar.

Surgido desde los estratos sociales más humildes, fue capaz de interesarse en recibir los conocimientos suficientes como para discernir libremente entre el bien y e mal; no creyó en cantos de sirena y se sintió fuerte y digno para decir bien alto sus verdades, desafiando a los poderosos.

La brutal y rancia oligarquía argentina, por supuesto, nunca lo perdonó como tampoco el imperialismo de Estados Unidos, a quienes enfrentó sin miedo y sin abjurar de su condición de clase.

Fue un patriota argentino a carta cabal y también un latinoamericano integral. Fue fidelista, chavista y sandinista y lo proclamaba constantemente a su modo, sin mucha retórica, para que lo entendiera el pueblo.

No fue un hombre perfecto, porque nadie lo es. Pero sí lo suficientemente decoroso y ético para asumir la defensa de las mayorías, de las cuales se sentía parte. La intuición de los pueblos, que nunca se equivoca, así lo entendió y lo convirtió en su ídolo, más allá del futbol y de las canchas.

Maradona forma parte ya del Olimpo latinoamericano y caribeño al que se le rendirá tributo eternamente.

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