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Marea blanca

13 de noviembre de 2019

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Desde mediados de octubre algunas playas francesas están prácticamente cerradas por la policía. No es para proteger a posibles bañistas que intenten entrar a un mar violento en esta época del año, sino porque desde ese momento y hasta la actualidad recalan paquetes de cocaína.

Los que no estén al tanto de lo que acontece, y que seguramente habrá pasado antes, encontrarán  paquetes del tamaño de una caja de zapatos, perfectamente sellados y protegidos dentro de una bolsa de plástico. En su interior aparecerá un polvo muy blanco: cocaína de una pureza del 83%.

Esto ocurre a lo largo de varios centenares de kilómetros de costa, desde la desembocadura del Loira hasta Biarritz, en el País Vasco francés. Son decenas de paquetes con cocaína en su interior. El fenómeno ha obligado a la Gendarmería, en coordinación con varios ayuntamientos afectados, a cerrar playas y prohibir a la gente acercarse.

Por tierra gendarmes y policías patrullan con todoterrenos y por el aire en helicópteros. Se advierte a la población que no recoja estos pequeños sacos ni los abra en ningún caso, pues la extraordinaria pureza de la droga supone un grave peligro de intoxicación, sobre todo para los niños.

Su procedencia es todavía un misterio. Se barajan varias hipótesis. Una posibilidad es que el cargamento, procedente de Sudamérica, cayera al mar durante la maniobra de trasvase del barco que lo transportó en la travesía oceánica a una lancha que debía descargarlo clandestinamente en Francia.

La Fiscalía se inclina a pensar que los traficantes, sorprendidos por un fuerte temporal, y tal vez a bordo de un velero o una embarcación pequeña, tuvieron que desprenderse de la droga para soltar lastre y evitar naufragar.

Las autoridades francesas han pedido la colaboración de las policías de otros países euro­peos y también de la DEA, la agencia antidroga estadounidense, para tratar de averiguar su procedencia.

Los paquetes llevan inscritas las palabras “diamante” o “brillante”, en español, el código usado por los narcos para describir el tipo de cocaína de mayor pureza.

La insólita marea blanca sobre las playas ha sido una tentación para algunos. Ya hay dos detenidos, un muchacho de 17 años y un hombre de 27. Cada uno había recogido cinco kilos, desconociendo que con tal cantidad pueden recibir un castigo de hasta 10 años de cárcel.

La adicción de esta droga en Francia se ha disparado en los últimos años. Un colega francés destaca que, de ser una droga muy elitista ha pasado a ser consumida por un público variado, interclasista. El precio ha bajado, y se ha multiplicado la oferta. Los muertos por intoxicación también han crecido porque el producto es más puro.

La súbita marea de cocaína en la costa preocupa y ocupa a las autoridades, conscientes que para muchos pudiera constituir una quimera de felicidad que terminará inevitablemente con sus vidas.

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