ribbon

Manipulando el saudismo

18 de marzo de 2015

|

Además de ser el país más rico del Medio Oriente y de todas las naciones árabes, Arabia Saudita es asociada generalmente, de una manera u otra, al financiamiento de entes terroristas que depredan en nombre del Islam, pero que en realidad están al servicio del imperialismo norteamericano,
Así hay que entender la decisión de cortar relaciones con el terrorista Estado Islámico, del nuevo rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdelaziz al-Saud, de 79 años, quien venía desempeñando las funciones propias de un Rey desde hace más de un mes, con todas las facultades, desde la gravedad del recién fallecido Abdala.
En cuanto a que si el régimen saudita dejará de colaborar con Estados Unidos en el hasta ahora notable financiamiento de grupos terroristas, esto está por ver, porque no es fácil dejar a untado el papel manipulado que la Agencia Central de Inteligencia le confió hace 36 años, a raíz de la Revolución Islámica iraní.
No hay que olvidar que Arabia Saudita fue el más fuerte financiador de los mujahidínes afganos que, organizados, entrenados y armados por la CIA y el servicio de inteligencia paquistaní, enfrentaron a los soldados soviéticos.
En cuanto a la política petrolera, Riad afirmó que continuará la política anterior de no reducir la producción, a pesar de su bajo precio, bajo la justificación de no perder compradores.
Ello se adapta bien a la actual política estadounidense de dañar la economía de naciones exportadoras con gobiernos que no le son gratos, como Rusia, Irán y Venezuela.
Pero el mantenimiento de precios bajos no permitirían justificar y materializar grandes inversiones en fuentes de energía de elevados costos de extracción o industrialización en otros países.
Esas inversiones favorecerían también operaciones en el Golfo de México, el mar Caspio, Rusia, Brasil y África Occidental. Es el dilema del mundo actual.
La política petrolera del reino de Arabia Saudita no es del tipo presidencialista occidental, sino expresa el deseo de varios consejos de la familia real, pero con el involucramiento de tecnócratas que no pertenecen a la oligarquía saudita, sino que son expertos con alta preparación científica y tecnológica.
Hay que reconocer que en la política petrolera han habido desencuentros, como el embargo de los productores petroleros de los años 70, o la actual competencia saudita contra los “shale oil” estadounidenses, a los cuales quiere supuestamente  sacar del mercado a punta de bajos precios, no obstante el daño a las naciones antes mencionadas.
También hay que ver en el plano internacional la hipocresía de Estados Unidos sobre derechos humanos, cuando hace el ciego sobre un régimen saudita que se mantiene intocable, no celebra comicios, tiene enormes desigualdades y un desempleo de12%, mientras no reconoce, por ejemplo, los repetidos y comprobados triunfos electorales del gobierno venezolano, manipula a la mayoritaria prensa derechista al efecto y conspira con el fin de lograr por diferentes vías su derrocamiento.

Comentarios