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Mal ejemplo para las potencias

11 de noviembre de 2019

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A solo unos días de iniciarse en Brasil la XI Cumbre de los líderes del BRICS, grupo  integrado por cinco países emergentes, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, la gran prensa occidental no le da mucha importancia,  sobre todo por el ”mal ejemplo” que ello representa para las grandes potencias.

Los integrantes del BRICS son países que tienen características similares y que disponen de la capacidad necesaria para convertirse en potencias económicas a nivel mundial. Por eso las cinco naciones decidieron aliarse y colaborar entre sí con este objetivo común.

El término BRICS (conformado por la primera letra de cada uno de los integrantes) surge en el año 2001, siendo acuñado por el economista Goldman Sachs para hacer referencia a aquellas economías emergentes, que previsiblemente marcarían el devenir económico y político del siglo XXI.

Antes de la cumbre en noviembre, hubo un encuentro previo en junio en Osaka, Japón, durante la Cumbre del G20 –que engloba a las 20 mayores economías mundiales–. El mes siguiente, en julio, los cancilleres de los Brics se encontraron en Río de Janeiro y, en septiembre, en Nueva York, durante la reunión de la ONU.

Días antes de la Cumbre, el presidente Jair Bolsonaro, planea su cuarto  viaje a Estados Unidos desde que salió elegido. Según sus asesores pretende fortalecer la relación de proximidad entre ambos líderes. El último encuentro de Bolsonaro y Trump tuvo lugar en septiembre, en el marco de la Asamblea Nacional de la ONU

De acuerdo con el columnista de O Globo Lauro Jardim “Bolsonaro le dijo a Trump “I love you” —Te amo—. La respuesta fue un frío y distante “Nice to see you again” —Qué gusto verte de nuevo—.

Para Mauricio Santoro, politólogo y profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), la actual relación es un “amor no correspondido”.

Bolsonaro y su ministro de Relaciones Exteriores, Araujo, asumieron una línea geopolítica anticomunista al asumir sus cargos;  “nosotros estamos con Occidente”, y con un discurso en el que se señalaba la posibilidad de romper con China.

Sin embargo la realidad se está imponiendo, y en las instituciones brasileñas no son pocos quienes s sí ven el potencial de este grupo a nivel mundial.

El gobierno ruso preparó en el 2013 un programa integral para el desarrollo de los BRICS, cuyo objetivo fundamental es la transformación de la unión en un centro de poder alternativo al Bloque Occidental,

La política  de la Federación Rusa en comparación con naciones desarrolladas de Occidente, por solo citar un ejemplo, está basada en las relaciones equitativa y mutuamente ventajosas.

Es por ello que naciones latinoamericanas ven las ventaja que conlleva la cooperación con esa nación, totalmente diferente a la relación de Estados Unidos con el subcontinente, que sigue considerándolo su traspatio, agravándose con los intentos de imponer la obsoleta doctrina Monroe y convirtiéndose cada vez más en una amenaza para la seguridad y la paz regionales.

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