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Macri y los especuladores

7 de mayo de 2019

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Parodiando a ese buen escritor devenido mala persona y bandera de la contrarrevolución, el peruano Maro Vargas Llosa, en Pantaleón y las Visitadoras, el presidente de Argentina, Mauricio Macri mantiene una relación afectiva con los especuladores, pienso que porque le recuerda el millonario ámbito familiar.

Así, se desenvuelve quien es señalado hasta por expertos defensores del neoliberalismo, como uno de los tres personajes de poder más corruptos del mundo. Los otros son el rey saudita, Mohammad Bin Salman, y el ex presidente ucraniano, Petro Poroshenko.

Luego de facilitarles su entrada, Macri no impide la salida de especuladores del país. Es precisamente lo que está ocurriendo con los que aprovecharon la “bicicleta financiera” con las altas tasas del Banco Central.

En este contexto se encuentra la fuga de capitales, principalmente de las grandes empresas. En la crisis del 2001, en la lista de las entidades que huyeron están Pérez Companc, Telefónica de Argentina, Repsol, Telecom, Nidera, Shell, etcétera. Ahora no dan los nombres de los que compran dólares, pero el 80% corresponde a los que adquieren más de dos millones. Los bancos son la vía por la cual se fugan capitales.

Macri y su gente de Cambiemos no tiene ninguna solución para el déficit externo, porque honrar los pagos de la deuda y la total libertad para que se vayan capitales es parte del manual neoliberal que respetan a rajatabla. Esto implica una sangría de dólares incesante que vacía las reservas del Banco Central (que son riquezas que generan las manos trabajadoras) y requiere cada vez más endeudamiento para pagar la deuda previa y garantizar la fuga. Un círculo vicioso.

Así, sigue subiendo la deuda eterna, que adquiere forma a través de la emisión de títulos que compran los fondos de inversión, muchos de ellos buitres, y  bancos internacionales como J.P. Morgan. Pero esta vía se cortó por la falta de confianza del capital financiero internacional con el macrismo.

A ello se agrega la remisión de ganancias de las empresas imperialistas, que facturan el 70% de la exportación, y envían siempre sus ganancias a las casas centrales. O sea, nada queda en el país.

A Macri le importa un bledo las protestas que levanta con sus medidas antipueblo, porque sólo le interesa privilegiar los negocios especulativos. Entre los principales ganadores, subrayo, están los bancos, fondos de inversión y las grandes empresas que sacan sus dólares de la nación.

Con la devaluación permanente también se benefician los exportadores. Por cada dólar exportado en diciembre del 2017 obtenían $17. Ahora por cada dólar exportado obtienen $40 (o la cotización que alcance el dólar estos días). Es decir, que mejoraron sus ingresos más del 100 %. Los grandes exportadores son un puñado de empresas agropecuarias e industriales: Bunge, Cargill, Aceitera General Deheza (AGD), Nidera, Techint, Aluar y las automotrices.

El gran empresariado se beneficia con la devaluación del estipendio de los trabajadores: es lo que festejó Cristiano Rattazzi, titular de Fiat Argentina, con fuertes lazos con Macri, quien no quiere saber nada de lo que llama perdedores, esos que viven de sus salarios.

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