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Macri, decididamente antimartiano

11 de julio de 2016

Leyendo al acucioso investigador cubano Salvador Arias García, valoraba como el Apóstol, autor intelectual de nuestra Revolución, hacía de su “La Edad de Oro” un tesoro inapreciable de enseñanza viva y perdurable, revista que, según el intelectual mexicano Manuel Gutiérrez Nájera, se podía comparar a la luz del alba.
Y es que ambos emprenden y cumplen el mismo trabajo: “despertar. Pero despertar suavemente; despertar besando… como ella. ¡Con qué timidez ha de tocarse la conciencia de un niño! ¡Con qué dulzura, con qué cuidado, con qué esmero, con qué escrúpulo se ha de abrir su entendimiento!”.
Eso es lo que consigue Martí en su revista, porque “para escribir “La Edad de Oro”, ha dejado de ser río y se ha hecho lago, terso trasparente, límpido. Lo diré en una frase: se ha hecho niño… un niño que sabe lo que saben los sabios, pero que hablaba como los niños”.
A 127 años de la revista, se debe sonreír con orgullo,porque en nuestra patria se han ido cumpliendo los postulados martianos, que, lamentablemente, son ignorados, no tienen atención en la mayor parre de un mundo donde se espera que el número de niños abandonados a su suerte, en peligro de muerte llegue próximamente a 69 millones.
De estos millones, cuatro están ya en la otrora próspera Argentina, que en solo siete meses del gobierno de Mauricio Macri se ha visto invadida `por una pobreza como nunca antes, confesado incluso por algunos que alentaron y apoyaron la falsa propaganda antikirchnerista para llevarlo “democráticamente” al poder.
Además de que la producción industrial decayera en cerca del 7% revelando fallos en la neoliberal política marista, la tasa de pobreza registró un aumento de cinco puntos hasta llegar al 34,5%, por lo cual 13 millones de argentinos afrontan esa condición,
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) indicó que la situación socioeconómica del país en estos meses de la gestión de Mauricio Macri da cuenta de “un fuerte empeoramiento en las condiciones de indigencia y pobreza”, y que el estudio al efecto iba a presentarse posteriormente, “pero ante la situación económica complicada nos vimos obligados a abordar la situación actual”.
Las proyecciones para el 2016 no toman en cuenta “las pérdidas de empleo (unos 150 000) ocurridas en el marco de una economía inflacionaria y afectada por ajustes macroeconómicos, ni los recientes anuncios de incremento en materia de transporte y servicios domiciliarios”.
UCA estima que se ha subestimado las tasas de indigencia y de pobreza urbana, y consideró que la situación económica de los siete meses de gestión macrista “invita a la preocupación” a quienes se dedican a analizar la pobreza y la desigualdad, y opinó que “el aumento de pobres es el fracaso del sistema político económico para generar un crecimiento equitativo con igualdad de oportunidades”.
A ello habría que agregar que de esa pobreza se sale con mejores ingresos, mayor oferta laboral y la eliminación de la crecente desigualdad latente en un régimen que gobierna para los poderosos.
En este contexto, analistas nada sospechosos de kirchnerismo, admitieron que bajo los gobiernos de Néstor y Cristina la tasa de pobreza experimentó una importante reducción entre el 2010 y el 2011, la indigencia cayó entre el 2010 y el 2013 como consecuencia del protagonismo de las políticas de ingresos hacia los sectores más vulnerables, y se mantuvo en niveles establesen el 2014 hasta exhibir en el 2015 una “tendencia levemente descendente”, alcanzando al 5,3%.
A ello habría quesubrayar que unos cuatro millones de niños se encuentran en estado de vulnerabilidad, muchos de ellos abandonados en las calles, donde son fáciles víctimas de todo tipo de latrocinio, que puede ir desde los abusos sexuales hasta el rapto muy corriente en la millonaria y brutal venta de órganos.
Para los pobres en Argentina, para los “nuevos pobres”, se pudiera decir, hay realmente un cambio, como prometía el entonces aspirante presidencial, y hoy constatamos que es para peor, principalmente para los niños.
Ese es Macri, decididamente antimartiano.

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