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Macri, con pies y manos

8 de febrero de 2016

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La decisión de negociar directamente con los “fondos buitres”, la intención de acceder a todas sus peticiones y borrar la “mala imagen” que dejó la política soberana del anterior gobierno, es parte de la política del actual régimen argentino, que se entrega con pies y manos atados a intereses especuladores y la banca internacional controlada por el imperialismo.
Parecería que exageramos acciones chacumbelianas que llevan al suicido, antecedidas por brutales aumentos a las tarifas eléctricas y del gas, con miles de despidos en los sectores públicos, pero todo fue confirmado durante la más reciente reunión de los poderosos del neoliberalismo reunidos en la ciudad suiza de Davos, a donde concurrió Macri con un plan entreguista que contó con la aprobación de uno de los más importantes líderes de la oposición peronista de derecha, Gustavo Massa, cuyos votos apuntalaron a los adversarios de la fórmula presidencial kirchnerista.
El analista argentino Julio C. Gambina escribe en Rebelión que el espíritu amigable de Macri con la liberalización fue acompañado de gestos hacia los principales entes del capitalismo mundial: Estados Unidos, Gran Bretaña y el Fondo Monetario Internacional.
Para ello ya contaba con el aval de los más importantes grupos financieros del país, luego de la devaluación de la moneda y una mayor liberalización de la economía, con una inflación que consolida la transferencia de ingresos de los desfavorecidos hacia los favorecidos por el neoliberalismo.
No obstante, no hay buenos augurios para la economía argentina, es decir, para quienes detentan el poder económico, debido a que se carece de la capacidad de producción, por lo cual se prevé la recesión durante este año, a pesar de la entrega oficial y la ya mencionada disposición a conversar con los “fondos buitres”.
Macri, gobernando con decretos, sin acudir al Congreso, donde su partido es minoría, ya ha declarado cuatro estados de emergencia: económica, energética de seguridad y estadística, todas destinadas a permitirle al Ejecutivo adoptar decisiones excepcionales y la última, en particular, para no divulgar información sobre el estado de la economía.
Otro analista de política internacional, Marcelo Ramírez, advierte sobre otra disposición ordenada por decreto: el nuevo megacanje, un gran negocio financiero que transformará la deuda pública interestados en bonos negociables que entregará a inversores internacionales a cambio de dólares frescos.
Eso servirá para que las corporaciones giren al exterior sus dividendos, como en las épocas de la dictadura y los respectivos gobiernos de Eduardo Ménem y Fernando de la Rúa.
Es decir, un retorno al pasado de entrega al que Macri ha accedido con una rapidez inusitada, que hoy tiene un punto lógico de igualdad genuflexa en la recién contada historia sobre Davos.

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