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Los Premios Nobel y sus argumentos

8 de octubre de 2018

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Fue el 3 de agosto de 2014, cuando los terroristas del denominado Estado Islámico que ocupaban parte de Iraq, llegaron al pueblo Kojo, al norte de la nación árabe.

Allí, hasta ese día, vivían en armonía Nadia Murad, su mamá y otros 11 hermanos. La joven iraquí, solo 25 años, fue una de las convertidas, de la noche a la mañana, en esclava sexual, violada incontables de veces por aquellos “lobos sedientos” de sangre y sexo.

Sus hermanos mayores fueron asesinados el mismo día que ocuparon su casa y los niños desaparecidos o muertos. Nadia escuchó desde el cuarto donde la retuvieron, las ráfagas de tiros que dejaron sin vida a más de 140 civiles de la localidad.

En noviembre de ese año pudo escapar de sus opresores, vivir escondida, saber lo que es solidaridad por parte de quienes la apoyaron, hasta que pudo salir del país y denunciar ante el mundo lo ocurrido a ella y a su pueblo yazidí.

Nadia Murad acaba de ser galardonada con el Premio Nobel de la Paz, «por sus esfuerzos para acabar con el uso de la violencia sexual como arma en guerras y conflictos armados».

El Comité noruego que otorga los Nobel, argumenta que “Nadia Murad es la testigo que habla de los abusos cometidos contra ella y otros. Ha demostrado un valor extraordinario al relatar sus propios sufrimientos y hablar en nombre de otras víctimas”.

Junto a ella, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz Denis Mukwege, un ginecólogo congoleño que cura a mujeres violadas en la República Democrática del Congo (RDC). Es conocido como el “Doctor Milagro”, por su capacidad para reparar, mediante la cirugía reconstructiva, el horrible daño infligido a las mujeres que han sido violadas.

Mukwege, de 63 años, estableció hace casi 20 años el hospital Panzi en la ciudad de Bukavu, al este de la RDC, gracias al apoyo de organizaciones de ayuda internacional. Fue poco después de su primera experiencia tratando a una mujer que había sido violada y mutilada por hombres armados.

Actualmente vive bajo la protección permanente de las fuerzas de paz de la ONU en su hospital, donde él y su equipo atienden más de 3 500 mujeres por año y realizan hasta diez operaciones cada día.

El Comité que otorga los Nobel ha argumentado que el médico Denis Mukwege, ha pasado gran parte de su vida ayudando a las víctimas de violencia sexual en su país.

“Acepto este premio por vosotras”, ha dicho Mukwege  desde el hospital Panzi, según informó el diario local Actualité. “Esto demuestra que vosotras (las mujeres) ya habéis sido reconocidas. Este premio no tendría sentido si no reconociera la lucha de la mujer”, añadió el ginecólogo.

Este año 2018 los Nobel de la Paz han sido conferidos a una mujer violada y tratada como esclava sexual por parte de los terroristas del Estado Islámico, en Iraq; y a un médico ginecólogo congoleño, reconocido por su trabajo admirable en difíciles circunstancias para salvar o al menos curar a mujeres ultrajadas por la acción irracional de grupos de hombres que actúan de manera violenta y brutal contra tan sensibles seres humanos.

No hay dudas que en ambos casos, el gran merecimiento es el aporte humano, mezclado con el sufrimiento en el caso de Nadia Murad; y la perseverancia profesional y de gran valor por el doctor Denis Mukwege.

Constituyen, en mi opinión, Premios Nobel con argumentos bien sustentados.

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