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Los precios del petróleo

8 de octubre de 2018

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Los altibajos en los precios del petróleo son, obviamente, consecuencia directa de lo que ya muchos llaman “la maldición del petróleo. En pocas palabras, que al convertirse ese combustible  en la sangre de la economía y el desarrollo desde los inicios del pasado siglo –en que comenzaron a encontrarse los grandes yacimientos en diversas regiones y países del mundo– el petróleo ingresó también en la geopolítica y su posesión o no empezó a jugar un importante papel en la correlación de fuerzas y las decisiones estratégicas.

El capitalismo mundial y su expresión política, que son el colonialismo, el imperialismo y la globalización neoliberal, se apresuraron en apoderarse de esas riquezas en correspondencia con sus desmedidos fines  de lucro, generalmente acompañados por el dominio político, social e incluso cultural.

De este modo, la estructura petrolera en manos de unas pocas transnacionales estadounidenses, británicas u holandesas, emergió como soporte de los regímenes afines, cuando no servidores de esos intereses.

Todo ello ocurría en la medida en que crecían la importancia vital del petróleo y sus derivados para la producción y la economía contemporánea. No habían aparecido la energía nuclear, ni la eólica ni la fotovoltaica.

Las grandes transnacionales petroleras, prácticamente monopólicas, competían discretamente entre sí pero se habían repartido cuidadosamente el mercado en esferas de influencia que se abstenían de quebrantar. Detrás de ellas, las alianzas políticas del mundo capitalista cuidaban por el mantenimiento de este status,  sobre todo a partir de los resultados de la Primera Guerra Mundial y el nuevo reparto colonial logrado.

Sorprendentemente, Alemania, Italia y Japón rompieron ese consenso y se dispusieron a buscar sus propias fuentes de energía, indispensables para sus ambiciones también imperiales. Estalló la Segunda Guerra Mundial y esta vez los resultados produjeron un realineamiento y reacomodo de los poderes mundiales y regionales, ante los cuales el petróleo no pudo permanecer ajeno.

Las nacionalizaciones petroleras en países de Asia y África, e incluso algunos de América Latina y el Caribe, y e.l surgimiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a mediados de la década de los 70 cambiaron totalmente el panorama petrolero mundial, incluyendo los precios y  los mercados.

Los llamados “países no-OPEP” se acercan cada vez más a esta organización en busca de acuerdos comunes, que dejan ya poca oportunidad de maniobras especulativas y trucos sucios a las grandes transnacionales. Ni los países petroleros cercanos a los intereses del imperialismo pueden escapar a esta realidad pues los ingresos  petroleros son insustituibles para su desarrollo, aún dentro de los actuales marcos de la globalización neoliberal.

Los recientes exabruptos del locuaz presidente de Estados Unidos, Donal Trump, insultando al rey de Arabia Saudita –uno de los más cercanos aliados y .clientes del imperio– son un claro ejemplo del papel que hoy juegan los precios del petróleo en la geopolítica mundial.

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