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Los “paraísos fiscales”, hijos del capitalismo

11 de abril de 2016

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En medio del escándalo mediático levantado por la revelación sospechosa y confusa de los llamados “Papeles de Panamá”, llama la atención que ninguno de los alborotadores del asunto haya entrado a fondo a la esencia y al origen –las causas verdaderas y reales–, de todo ese entramado más que conocido y que ahora parece sorprender o llamar la atención.

Pocos son los que han apuntado, hasta ahora, que la existencia de los “paraísos fiscales”, con todas las consecuencias que ello significan, no son más que hijos directos del capitalismo como sistema; son hijos del capital financiero, expandido en su etapa neoliberal a los niveles más salvajes e incontrolados e involucran tanto a bancos como empresas y personas naturales.

Además de ese aspecto que caracteriza su origen y desarrollo, fueron convirtiéndose en pantalla o escudo protector de los dineros que llegaron después mediante la malversación de fondos públicos, la evasión fiscal, el tráfico de drogas y de armas, en fin, el lavado en general de dinero sucio, sin descartar la existencia de aquellos capitales que inicialmente les dieron origen y aún loks alimentan.

No puede, por tanto, sino sorprender y mover a asombro que sea el propio presidente de Estados Unidos quien lea una declaración denunciando la existencia de tales sociedades “offshore”, cuando su propio país imperial es la cabeza del capitalismo internacional. Evidentemente, algo raro se mueve detrás de todo esto y algunos estudiosos ya lo han señalado.

Grupos de países notoriamente vinculados al gran capital transnacional como la Organización de Comercio y Desarrollo Económico (OCDE) también se muestran aparentemente horrorizados ante una realidad de vieja data y que desde hace casi un siglo actúa como una de las piezas del sistema, agudizada en los últimos tiempos por el ingreso de los dineros calificados como “ilícitos”.

Para añadir aún más intriga y dudas sobre el asunto, Washington admitió formalmente que la tan mencionada USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo) contribuyó a financiar la investigación, abriéndose paso la teoría de que, en definitiva, el gran imperio busca que esos capitales vayan hacia las arcas estadounidenses sedientas.

Puede ser entonces que el escándalo de “los papeles” no sea más que un episodio de la lucha interna entre los grandes capitales, hoy transnacionales, siempre disputándose la mayor parte de la tajada, a la vez que el alboroto es utilizado contra adversarios estratégicos como los presidentes de Rusia y China aunque haya que sacrificar a socios dóciles como Macri, Camerón y Porochenko.

No hay que hacerse ilusiones; el capitalismo internacional tiene necesidad de los “paraísos fiscales”, tanto en su versión aparentemente más limpia como en las más sucias. Ellos sobrevivirán y se extenderán porque son complementos del sistema. Todo lo demás, es pura hipocresía.

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