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Los niños chilenos no es lo primero

23 de noviembre de 2021

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Para diciembre 19 está señalada la celebración de la segunda vuelta electoral para elegir al nuevo presidente de Chile, evento en el que lograron clasificar, entre siete candidatos, el ultrarreaccionario José Antonio Kast -la esperanza del abanico de la derecha- y el izquierdista Gabriel Boric, con la edad mínima constitucional de 35 años para ser mandatario y lagunas ideológicas que aún no logran convencer a todo el espectro del progresismo nacional.

Ambos, de una manera u otra, tendrán que asumir lo que les ha dejado el virtualmente defenestrado Sebastián Piñera, un pinochetista envuelto en escándalos financieros, quien, sin embargo, es considerado menos reaccionario que Kast.

Quizás ente las tantas lagunas sociales dejadas sin atender por Piñera el de la niñez, como algo que se debe tratar en primera instancia, constituye uno de los retos más graves en una nación con personajes extremadamente ricos, pero también con una enorme desigualdad.

Piñera llegó a la presidencia con el eslogan Los niños primero, una falsedad demostrada con el aumento de la pobreza infantil en Chile, donde un amplio informe, oficialmente reconocido, da cuenta que 439 307 menores de 18 años, viven en hogares en situación de pobreza, mientras que hay un total de 263 738 que están en condición de pobreza extrema.

El informe del Observatorio de Contexto Económico, sobre Radiografía a la situación de la pobreza infantil en Chile, reveló a través del análisis de la Encuesta Casen 2020, que existen 703 000 menores de edad que se enfrentan a diferentes niveles de carencias, hacinamiento, incluso a privación de los servicios básicos. Esta investigación entrega alarmantes datos especialmente para las niñas y niños menores de 7 años, donde el 9,9% viven en situación de pobreza no extrema y un 6,6% en pobreza extrema. Asimismo, para los menores de 18 años, un 9,8% se encuentra en pobreza no extrema y un 5,9% en pobreza extrema.

Si observamos a nivel de regiones, es posible visualizar que la mayor concentración de pobreza no extrema en niñas, niños y adolescentes se encuentra en las regiones de La Araucanía (15,6%), Ñuble (12,8%) y Coquimbo (12%). Así también, las regiones con mayores índices de menores de edad en situación de pobreza extrema, son Tarapacá (10,5%), Arica y Parinacota (8,2%) y Ñuble (7,9%).

Luna Bratti, economista e investigadora de la Universidad Diego Portales, manifestó que la pobreza infantil se mide de forma diferente en relación a la adulta, debido a que las niñas y niños poseen necesidades específicas de salud, educación y nutrición, entre otras.

Con la llegada de la pandemia del COVID-19, la pobreza y las desigualdades en Chile se intensificaron aún más, ya que existen 81 643 familias viviendo en campamentos, donde el 93% no tiene acceso ni siquiera al agua potable.

En contraste a estas alarmantes cifras, se encuentran las familias más ricas de Chile, donde en medio de la pandemia del coronavirus, aumentaron aún más sus fortunas el grupo Luksic de 10 000 millones de dólares a más de 20 000 millones; lo mismo con la familia Piñera Morel, con el patrimonio de Ponce Lerou, con la familia Paulmann, entre otras. Una realidad que no tiene absolutamente nada que ver con la de millones de familias en Chile, que han visto mermadas y empobrecidas sus condiciones de vida, enfrentando el desempleo, los sueldos de hambre y la precarización del trabajo.

Resumiendo: en 70% aumentó la fortuna de los millonarios chilenos en el 2020, mientras el desempleo y la pobreza azotan al país.

 

TODA UNA BURLA

“Los niños primero”, decía el eslogan de Piñera, mientras ha quedado en evidencia una enorme carencia de políticas para la infancia, con desigualdades a nivel educacional, violencia intrafamiliar, trabajo infantil, desnutrición, entre otros.

La realidad de las desigualdades en la infancia en Chile, es producto de un sistema social y económico totalmente desigual, donde las riquezas que producen millones, van a parar a manos de unos pocos, los mismos que viven a costa de las familias trabajadoras de Chile. La miseria es producto de la pobreza y la desigualdad, y ésta, es producida por la explotación de unos pocos sobre el trabajo, vida e infancia de millones.

En este país habrá un nuevo presidente que tomará posesión en el 2022 hasta el 2026. Para Kast no hay preocupaciones mentales, porque siempre su lucha será contra lo que considera comunismo. Si fuera Boric el nuevo mandatario, la cuestión se torna más compleja, necesitando de ayuda consecuente que le abra el camino y despeje sus dudas ideológicas, mientras enfrenta una clase social que no querrá de ningún modo abandonar sus privilegios.

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