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“Los Muchachos” como pretexto

23 de agosto de 2016

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Guerras, inundaciones, sequías y abandono humanitario hacen que miles de personas mueran diariamente en Somalia, un país africano que existe y no existe, producto de tantas divisiones, ocupaciones y agresiones extranjeras, hasta el punto de que Israel tenga una base allí para asegurarse hegemónicamente en la región del Cuerno Africano.
Muchos soldados de la Organización de la Unidad Africana han pasado o se encuentran en la sufrida nación, que no conoce la paz desde hace décadas, virtualmente ignorada por la prensa occidental, excepto cuando vinculan cualquier ataque terrorista, dentro y fuera, con la organización Al Shabab o “•Los Muchachos”.
A este ente se le achacan conexiones con todo lo malo habido y por haber, desde el Estado Islámico hasta Al Nusra, pasando por Boko Haram, pero lo cierto es que esta organización integrada mayormente por jóvenes, han puesto en jaque a tropas bien pertrechadas ugandesas y etíopes, sin dejar de emplear el terrorismo ciego que tanto daño hace, principalmente a quienes no tienen nada que ver con el asunto.
En este contexto, los continuados gobiernos impuestos por Estados Unidos en Mogadiscio, la capital, nunca han podido controlar mucho territorio, a pesar del servicio que prestan los drones imperialistas, con sus secuelas de “daños colaterales”.
En el fondo de todo esto, además de la siempre búsqueda de riquezas ajenas, se encuentra la venganza de la derrota sufrida por sus marines en la invasión al principio de la década de los ’90 al territorio somalí.
Se hace necesario relatar o recordar que la denominada guerra civil, en la que, subrayo, participan países limítrofes con armamento suministrado por Estados Unidos, comenzó tras la caída de la mal llamada república socialista y la dictadura pronorteamericana de Mohammed Siad Barré el 26 de enero de 1991. Poco antes de caer este, se habían concedido derechos de exploración petrolera sobre dos tercios del territorio a las compañías Conoco, Amoco, Chevron y Phillips
Después de su derrocamiento, se produjo un movimiento contrarrevolucionario para tratar de restablecerle como líder del país. La cada vez más violenta y caótica situación devino en una crisis humanitaria y un estado de anarquía.
Posteriormente, durante 1991, la región de Somalilandia se declaró independiente, buscando aislarse de los violentos combates que se desarrollaban en el sur, aunque su soberanía no fue oficialmente reconocida por la comunidad internacional. La misma abarca la sección noroeste del país (entre Yibutí y el noreste de la zona conocida como Puntland.
Las resoluciones 733 y 746 del Consejo de Seguridad de la ONU condujeron a la creación de UNOSOM , la primera misión para proveer ayuda humanitaria y colaboración para restablecer el orden en Somalia, luego de la disolución de su gobierno central.
La resolución 794 del Consejo de Seguridad de la ONU, del 3 de diciembre de 1992, aprobó la formación de una coalición de fuerzas de paz de las Naciones Unidas, lideradas por Estados Unidos e Italia llamada UNITAF, la cual tenía la tarea de asegurar que la ayuda humanitaria fuera distribuida en el país y que se restableciera la paz en Somalia.
Las tropas de la ONU desembarcaron en 1993 y comenzaron sus operaciones durante un período que duró dos años (principalmente en la zona sur) para mitigar presuntamente las condiciones de hambruna.
Para que se vea el verdadero papel de Estados Unidos, la compañía Conoco le cedió sus oficinas corporativas en Mogadiscio, con el fin de que los representantes del entonces gobierno de Bush, padre, le facilitaran el control de las concesiones petroleras.
Pero los diversos grupos rebeldes no iban a dejar tranquilas a las “fuerzas de paz “de las Naciones Unidas, a las que causaron centenares de bajas mortales, entre ellas norteamericanas (se barajan cifras de entre 31 y 192), principalmente en la batalla de Mogadiscio, que inspiró el libro Black Hawk Down, y la película homónima. Allí se muestra la retirada “apresurada” (huida) de las tropas de Naciones Unidas, principalmente de Estados Unidos.
Desde entonces, hace 23 años, no hay un gobierno efectivo y no ha habido ni un minuto de descanso en el desplazamiento de millones de civiles, que, sin otra alternativa más digna y viable, nutren las filas de “Los Muchachos”.

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