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¿Los menos malos?

28 de junio de 2023

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Durante años Guatemala ha sido un ejemplo de cómo no deben efectuarse unos comicios generales, en los que la corrupción sigue predominando a sus anchas y donde los políticos hablan y hablan de cómo deben mejorar las cosas, incluso desde posiciones de izquierda, pero siempre actuando en la derecha.
Para la primera vuelta de los comicios presidenciales de este domingo 25 de junio, el Tribunal Supremo Electoral eliminó a cuatro candidatos, dos de ellos progresistas, como la indígena Thelma Cabrera sin dar curso a sus reclamos y dejando como aspirantes a la favorita en las encuestas Sandra Torres y otros 21, en su inmensa mayoría de derecha y extrema derecha.
Todos hablaron en sus campañas de buscar soluciones a la pobreza, ayudas económicas, luchar contra la corrupción y combatir la criminalidad, lo cual no disipó la desconfianza del electorado.
A pesar de que, repito, Guatemala es un ejemplo de cómo no deben hacerse comicios libres, en esta ocasión, junto a la favorita Torres surgió como Ave Fénix Bernardo Arévalo, quien era octavo en las encuestas.
Lo cutroso es que tanto el grupo de Sandra, Unión por la Esperanza, y el de Arévalo, Semilla, se declaran socialdemócratas y son considerados de centroizquierda., dejando fuera para la segunda vuelta a aspirantes del amplio espectro reaccionario.
O sea, en unos comicios donde la abstención fue del 48% y un 20% de boletas en blanco y nulas, todo equivalente a eso que llaman desesperanza, a lo que se le agrega conatos violentos que ocasionaron cierres y quema de colegios electorales, no surgid un exponente de esa derecha desbocada -que compra votos y corrompe a funcionarios- que pueda aspirar a la presidencia.
Esta es la tercera vez que Sandra Torres gana una primera vuelta presidencial. Antes lo hizo en los comicios del 2015 y el 2019, siendo sus respectivos victimarios mediante el fraude Jimmy Morales. un comediante, y el mandatario saliente, Alejandro Giammattei.
Sandra es una empresaria que ha ido derivando hacia la derecha, pero mantiene un programa que le ha ayudado a tener grandes simpatías en la zona rural, donde es apoyada por campesinos e indígenas, por lo cual logró un 15% de apoyo, algo endeble pero suficiente para encabezar la dispersa votación.
Primera dama en el mandato del fallecido Álvaro Colom. encabezó programas sociales importantes, principalmente los relacionados con la educación y la salud pública, e incluso elogió la labor de médicos cubanos que laboraron en zonas montañosas del país centroamericano. Posteriormente, se le acusó de prácticas corruptas, que ella ha negado.
En el caso de Bernardo Arévalo, obtuvo la mayoría de sus votos (12%) en las zonas urbanas, donde superó a Torres y los otros 20 competidores.
Hijo del ex presidente Juan José atrévalo, sostiene los mismos ideales de sus padres y se declara infatigable luchador contra la corrupción, que tanto ha dañado y desprestigiado a Guatemala.
La presencia de ambos en la segunda vuelta ha dado interés al evento, a pesar de la lógica desidia de una población hambreada y robada por la mayoría de los gobiernos de turno.
Y es que, desde hace casi 70 años, ningún partido de izquierda ha gobernado el país. Entre 1945 y 1954 hubo dos gobiernos revolucionarios: el de Juan José Arévalo Bermejo –padre de Bernardo– y Jacobo Arbenz Guzmán, que implementaron el seguro social, derechos de los trabajadores e impulsaron una reforma agraria, pero que terminaron con un golpe de Estado.
Tras una serie de gobiernos militares de derecha y una guerra civil de 36 años (1960-1996), con el regreso del país a la siempre coja democracia representativa en 1986, la tendencia conservadora sólo ha sido brevemente interrumpida dos veces por dos gobiernos socialdemócratas centristas en 1986 y 2008.
Pero, de una manera u otra, lo cierto es que Alejandro Giammattei terminará su mandato con casi el 75% de desaprobación, con una labor destructiva a todos los niveles,
Para muchos analistas no hay nada positivo en su mandato. Prácticamente desmanteló todo el Estado, la corrupción volvió a escalar de manera sorprendente… los pocos programas sociales que pudo usar en la pandemia los convirtió en clientelares, debido a lo cual el desfalco con las vacunas fue desastroso.

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