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Los excesos no son la solución

2 de octubre de 2017

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Quizás ha sido el espíritu independentista de los catalanes lo que llevó a que este domingo la tónica de lo que debió ser un pacífico referendo, terminó en una verdadera batalla campal que dejó casi 500 heridos.

La respuesta del gobierno central, desde Madrid, fue de una arremetida violenta de cientos de policías que tenían la orden de no permitir la consulta.

Entonces, en un pulseo entre españoles, los catalanes optaron por la intransigencia a las extremas medidas que alborotaron a un polvorín que pudo haber sido sofocado sin estallar, si la razón y el diálogo hubiesen sido la respuesta a una solicitud que, aunque ilegal según la Constitución española, representa, como se vio en el resultado del escrutinio, la aspiración de una mayoría catalana que quiere separarse de España.

En situaciones como esta –pienso yo– el sentido de la responsabilidad debe ir a la búsqueda de los por qué y, lejos de usar la violencia policial para reprimir a los que querían ir al referendo, sentarse a dialogar para entender las razones y hasta ceder en aspectos que puedan contribuir a la armonía y el buen juicio entre ciudadanos de un mismo país.

La aspiración de los catalanes es la de la independencia de España y constituirse en un Estado con forma de República.

De acuerdo con opiniones de especialistas reflejadas en un despacho de BBC Mundo, “Cataluña fue independiente (en el pasado), teniendo en cuenta las circunstancias políticas e históricas de cada momento”, según afirmó el abogado e historiador Josep Cruanyes.

En su opinión, “se podría decir que desde el siglo XI-XII hasta principios del siglo XVIII Cataluña fue un Estado, entendiendo lo que era un Estado independiente en aquel momento”.

Y añade; “Pero es evidente que en la Edad Media, Cataluña, con la Corona de Aragón, fue el principado de Cataluña, fue un área independiente, un país independiente, que además tenía un parlamento propio, un sistema jurídico propio y un código comercial propio que fue copiado por todo el mundo mediterráneo y por lo tanto fue un área independiente”.

Una opinión contraria es la del catedrático Xosé Manoel Núñez Seixas, de la Universidad de Santiago de Compostela y experto en nacionalismos, que considera que “no puede afirmarse que Cataluña fuera nunca independiente”.

Aún cuando el debate histórico ha quedado como parte de la forma en que unos y otros ven el transcurso de los acontecimientos desde que España es España y Cataluña es Cataluña, en los días previos al referendo del 1 de octubre en Barcelona y otras ciudades catalanas se han llevado a cabo multitudinarios actos de apoyo al referéndum.

La realización del mismo, aun cuando dejó un sabor amargo por la represión por parte de las autoridades policiales, tuvo un final como se esperaba: un triunfo del Si independentista que puede complicar las cosas a partir de ahora, por cuanto el resultado será usado por las autoridades catalanas que aseguran estar legitimados por el pueblo para proclamar la independencia.

Desde Madrid, el gobierno central recuerda que, según la Constitución española, estas consultas sólo las puede convocar el Rey, a propuesta del presidente del gobierno y con previa autorización del legislativo. Al igual que otras constituciones occidentales, la española no recoge el derecho de secesión.

Así las cosas, mientras centenares de heridos tratan de sanar sus cuerpos golpeados o afectados por el uso de medios para dispersarlos, la comunidad internacional reacciona con el llamado a la calma y el diálogo, y en algunos países con el miedo de que referendos similares se propaguen por otros estados europeos.

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