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Lobos contra Castillo

7 de mayo de 2021

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Por ser lobos de la misma camada, políticos e intelectuales de derecha peruanos, como Mario Vargas Llosa –al que califican de escritor canalla– están hoy rompiendo lanzas e implorando el respaldo a la candidata presidencial Keiko Fujimori, dejando atrás rencillas y pugnas relacionadas con su padre, el ex dictador Alberto Fujimori.

La cuestión no es la simpatía por Keiko, ni buscar el bienestar común de la nación en esta época de crisis económica exacerbada por la pandemia, sino el evitar que salga electo presidente Pedro Castillo, ganador de la primera vuelta electoral y con favoritismo popular para la segunda, el 6 de junio entrante.

No sé si Castillo gane la elección, como parece, y si cumplirá su programa, porque los últimos seis mandatarios peruanos fracasaron en sus promesas y estuvieron envueltos en escándalos de corrupción, por los cuales fueron llevados ante los tribunales. Uno de ellos, Alan García. se suicidó.

Pero lo cierto es que nunca se ha presentado una plataforma tan audaz como la de Castillo, un maestro rural, con amplia trayectoria de combate en su sector a nivel nacional.

 

Programa de Castillo…

El candidato de Perú Libre se define como “socialista, marxista, leninista y mariateguista”, y propone en materia económica un cambio de modelo denominado: “Economía popular con mercados”.

Esto implica un control total del Estado sobre la economía, así como el incremento del 10% del Producto Interno Bruto en la educación.

Del mismo modo, el plan de Gobierno de Perú Libre propone estatizar las empresas del sector extractivo como hidrocarburos, petróleo y minería, priorizar la industria nacional y cancelar la deuda externa.

También se ha propuesto cambiar la política de “macroeconómica a microeconómica”, distanciarse del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y Estados Unidos.

Perú Libre propone, en su plan de gobierno, regular los medios de comunicación, impulsar leyes antimonopolio en comunicación y salud, pagar la deuda social, eliminar la inmunidad y formalizar la minería ilegal.

 

… Y de Keiko

A su vez, la candidata Fujimori, de Fuerza Popular, propone, en su plan de Gobierno, incentivar la formalización de los empresarios informales.

A través de una “comisión nacional para la formalización” se implementarán programas para que no se les cobren impuestos a los empresarios informales que se acoplen a esta medida en un periodo de dos años. Así dice el plan de Gobierno, presentado ante el Jurado Nacional de Elecciones.

Asimismo, se busca llevar a cabo miles de obras a escala nacional como colegios y postas médicas. También, carreteras o reservorios, a fin de generar más de dos millones de empleos.

Además, se detalla el programa Distrito Seguro, una medida pensada para enfrentar la delincuencia de todo el país, modernizando las comisarías, aplicando un patrullaje inteligente y ofreciendo una mejor preparación para todos los efectivos.

Pero este último programa, a pesar de atender a los trabajadores informales, no contempla una verdadera reducción de la pobreza, algo endémico en Perú.

 

Sin reducción de la pobreza

Al país suramericano –pandemia de la COVID aparte– siempre e le muestra con indicadores macroeconómicos favorables, tales como el mantenimiento del crecimiento del PIB, baja inflación, nivel de riesgo-país por debajo del promedio latinoamericano, etc. Sin embargo, esta situación no se ha traducido en una efectiva reducción de la pobreza.

La pobreza, junto a la inequidad en la distribución de los recursos y rentas, es uno de los problemas fundamentales de Perú.

Con el azote del nuevo coronavirus, la pobreza alcanza extraoficialmente un 54,8% de la población, y el 24.4% lo es tanto que no puede adquirir una canasta mínima de alimentos. La sierra y selva rural muestran los porcentajes más altos de pobreza con 81.8% y 71.9%, respectivamente.

Las regiones con las tasas más alta de pobreza y de extrema pobreza se encuentran en la Sierra Central (Huancavelica, Huánuco, Apurímac y Ayacucho). Las tasas son también altas en Cajamarca, Cusco y Puno y en las regiones de la Selva (Amazonas, Loreto y Ucayali). Los porcentajes de pobreza en Lima, relativamente bajos, encubren una gran incidencia en términos absolutos.

En los últimos años, el Estado se ha comprometido a garantizar el acceso a una educación integral de calidad orientada al trabajo y a la cultura, enfatizando los valores éticos, con gratuidad en la educación pública.

Sin embargo, se redujo el gasto por alumno de manera considerable. Como consecuencia, la calidad de la educación bajó, tal como lo muestran los resultados en las pruebas comparativas al nivel internacional.

San contar en estos momentos la terrible incidencia de la COVID-19, en la que Perú aún está entre los primeros lugares del mundo en mortandad, en el sector de la salud se puede observar que, aunque la mortalidad en la niñez (de 68 por cada 100 000 habitantes, y la mortalidad maternal (185-168 muertes por cada 100 000 nacidos vivos) bajaron durante la última década, a las cifras son todavía muy altas.

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