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Lo que no esperaba Lenin Moreno

31 de mayo de 2021

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Las redes sociales «explotaban» con menciones de todo tipo —principalmente acusatorias— contra el ahora ex presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien acaba de dejar el palacio presidencial en Quito, con menos de un 9% de aceptación popular.
Lo que no esperaba Moreno durante el acto de investidura de su sucesor, Gullermo Laso, es que lo recibiera un grupo de legisladores, pertenecientes a la coalición progresista Unión por la Esperanza, agitaban pañuelos negros que tenían impresa las palabras de sentencia «otro Moreno, nunca más».
Las redes sociales, aún tres días después del cambio de presidente, continuaron aportando críticas y calificativos negativos sobre Moreno. Entre ellos un mensaje subido a internet que dice: #LeninMoreno eres el traidor de Latinoamérica. Irás directo al basurero de la historia.
Otros dos twitter refieren, respecto a lo ocurrido este lunes: «Está mañana, la Bancada de la #RevoluciónCiudadana develó la placa a #ElPeorGobiernoDeLaHistoria. «Hoy 24 de mayo de 2021 enterramos en el basurero de la historia a Lenín Moreno y su gallada». ¡Nunca más traidores, nunca más @Lenin».
Y se recordaba: «No olvidamos que en plena pandemia botaste a la calle a miles y miles de ecuatorianos. Te vas al basurero de la historia».
Y es que Moreno, una vez asumido como presidente, lo primero que hizo fue desmontar el programa político, económico y social que, con fructíferos resultados, había creado y desarrollado el ex presidente Rafael Correa.
Lenín Moreno quiso hasta desaparecer el apellido Correa y maniobrar —como lo hizo— para que una «justicia» cuyos instrumentos están en manos de intereses oligárquicos, se encargara de convertir en reos o prófugos a quienes la historia los recordarán siempre como baluartes del cambio para bien que dio la sociedad ecuatoriana durante los años de sus mandatos.
No pocos especialistas califican de «cacería de brujas» el uso arbitrario y parcializado de los órganos de justicia, para llevar a la cárcel al ex vicepresidente Jorge Glass y condenar en ausencia al ex presidente Rafael Correa.
El plan, sin dudas, era parte de un guión, con auspicio de sus amos de Washington para desaparecer de la política ecuatoriana a las figuras progresistas que propiciaron grandes cambios sociales en el país.
En medio del caos político creado por el propio Moreno, la pandemia por el coronavirus puso a prueba a un presidente y un gobierno que, lejos de enfrentarla con programas válidos, abandonó a la población y hasta jugó con cifras que revelaban las cantidades de contagiados y muertos, el colapso de los hospitales y sus salas de terapia, el vergonzoso espectáculo de cadáveres amontonados hasta en la calle, en espera de capacidades en los cementerios, para su sepultura.
La crítica situación sanitaria tuvo exponentes como el despido en medio de la pandemia, de 2 500 trabajadores del sector de la salud estatal, la decisión de que los colaboradores cubanos de la salud abandonaran el país y otras medidas propias de un gobierno neoliberal comprometido, más con el FMI, que con la vida de sus ciudadanos.
Todas estas arbitrariedades de Lenin Moreno han provocado que, hasta el propio día de cambio de gobierno el 23 de mayo, Ecuador registre 418 851 contagios por la covid-19 y la cifra de 20 193 fallecidos.
Reflejo de todo esto es el hecho de que cinco ministros de Salud hayan renunciado durante la pandemia y seis durante todo el mandato de Lenín Moreno.
También pasará a la historia el hecho de que el ahora ex presidente, en su afán neoliberal, llegó a empeñar al país, al solicitar un préstamo del FMI de 4 200 millones de dólares, llevado luego a 6 500 millones, a cambio de adoptar severas medidas contra planes y programas sociales y privatizar sectores estratégicos de la economía.
Por si le faltara algo, fue Lenin Moreno el abanderado de romper con los acuerdos de afiliación a instituciones regionales como el ALBA, Unasur y la Celac, y declararse abierto seguidor de las orientaciones del entonces mandatario estadounidense Donald Trump.

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