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Lo más importante que tenemos

20 de octubre de 2021

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Salvar la Revolución tiene implícito, lógicamente, salvar su imagen. Pero lo primero y más importante es salvar la Revolución.
Esa opinión la expuse a un compañero que, en tiempos de turbulencia, donde una vez más desde Estados Unidos se apuesta por echar abajo esta obra, me argumentaba que muchas veces se «es muy tolerante» con quienes se «meten en las comparsas contrarrevolucionarias», y luego toman vídeos y fotos que suben a las redes para acusarnos de represión.
Y puedo coincidir con ese argumento, más cuando observamos —y lamentamos— que estén involucrados en esas componendas, recetadas desde Miami, personas que se hicieron profesionales en Cuba. Los hay informáticos, ingenieros, peloteros, y alguno que otro dramaturgo y «artista» de última hora, pero constituyen la minoría que apuesta por acabar con la Revolución de la inmensa mayoría.
Es penoso doblemente porque, en primer lugar, recibieron esa educación y aprendieron su oficio, en el país que los vio nacer y donde nunca se les cobró un centavo para que estudiaran las enseñanzas primaria, secundaria, preuniversitaria, universitaria y hasta de post grado.
Ha sido aquí donde su familia tuvo la garantía de contar siempre con la asistencia médica gratuita, desde la atención a un simple catarro, hasta el trasplante de algún órgano cuando hizo falta, pasando por la inmunización total contra muchas enfermedades, con vacunas de calidad y seguras producidas en Cuba y salidas de la inteligencia y consagración de los científicos locales.
No creo que haya que temer a la «imagen» cuando se trata de desenmascarar a quienes han preferido optar por los cantos de sirena de personajes, que con dinero o con promesas, le invitan y hasta convencen para que se sumen al carro del odio fabricado en la potencia imperial, con el solo fin de acabar con lo más importante: la Revolución.
Resultan huérfanos mentales quienes, en medio de una pandemia letal de alcance mundial, se suman a los que allá en Estados Unidos o en Europa, viven de los millones que aportan gobiernos y alguna que otra ONG, para pagar a quienes protesten y alteren el orden, algo sagrado para una población que ha optado por el amor, la solidaridad, la tranquilidad ciudadana y el más fiel apoyo al proyecto social que construye.
Los que asumen el derecho que siempre han tenido para criticar y recibir respuestas, no pueden olvidar que cuando su actitud es lo más parecida al anexionismo, donde el odio se usa como estandarte, la ley no puede permitirlo y sus representantes y el pueblo tienen pleno derecho de actuar y ponerle freno a sus acciones.
Los que denigran lo que hemos alcanzado, entre tantas cosas nuestras propias vacunas contra la Covid-19, o exigen cambio de sistema para que se «resuelvan» todos los problemas, tienen que saberse parte del entramado mentiroso que se ha tejido desde Estados Unidos y alguna que otra nación europea, y eso en nuestro país siempre tendrá una respuesta digna, dentro de la ley y el respeto. Una respuesta de pueblo revolucionario.
Cuando la superficialidad de algunos cruza la barrera y se convierte en contrarrevolución, la inmensa mayoría que es revolucionaria, sale a la calle y va hasta donde sea, para defender su país y su proyecto social.
Sabemos y reconocemos, que nuestro sistema no es perfecto, nuestra educación es mejorable y que no hemos alcanzado los resultados deseados en algunos sectores que pudieron haber contribuido en mayor medida a satisfacer las necesidades del pueblo.
De igual forma, los que saben muy bien cuan criminal han sido las medidas del bloqueo impuestas por la potencia del Norte durante más de 60 años contra nuestro país, y «de la noche a la mañana» han fabricado la tesis de que el «bloqueo no tiene culpa», que de lo que se trata es de un «sistema fallido», además de superficiales e ineptos, se comportan como bufones para formar parte del show mediático que se ha querido imponer contra nuestra Patria.
También a esa pésima escenificación, el pueblo revolucionario acudirá, no como espectador, sino como PAIS (en mayúscula) para mostrar nuestra fuerza y voluntad y PONERLE CORAZÓN a lo que tenemos que cambiar o mejorar.
Pero siempre lo haremos con la convicción de que lo primero que tenemos que salvar es la Revolución, la de la gran mayoría de los cubanos y de muchas otras partes del mundo a las que ha llegado nuestro amor y nuestra solidaridad.

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