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Lincoln, el racismo y el Modo de Vida Americano

27 de mayo de 2014

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Hollywood y la industria estadounidense del cine han sido uno de los medios que han dado mayor difusión del fenómeno del racismo en Estados Unidos. Incluso en su forma más oblicua, pero racismo de todas maneras, tal como mostró la televisión cubana en la conmovedora película Backiash, apellido de un joven pintor norteamericano descendiente de haitiano, de formación innata, muerto a los 27 años por sobredosis de heroína.
No importa que se trate de superar o limar las asperezas racistas mediante entradas fabulosas, porque en ese Modo de Vida Americano envidiado por millones de ignorantes y explotados del Tercer Mundo, el prejuicio se ha manifestado principalmente de los blancos anglosajones y estadounidenses de nacimiento contra los afroamericanos, y más recientemente chinos, japoneses, inmigrantes hispanoamericanos (latinoamericanos), judíos y musulmanes.
Nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, admiró al prócer norteamericano Abraham Lincoln, entre otras cosas por su magnífica definición de democracia  como el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, cuestión que llevó a la práctica contra viento y marea, en la liberación de los esclavos, luego de vencer a los estados del sur en la denominada Guerra de Secesión.
Tras su asesinato a manos de un fanático esclavista, los territorios resentidos por su derrota sancionaron una variedad de leyes para discriminar a ciudadanos negros. De tal forma que una de ellas subsistió hasta hace poco en el estado de Mississippi.
Este fenómeno se conoce como la “reconstrucción”, y fue tan intenso y extenso que al final de esta contienda, se extendió a los estados del norte que inicialmente no la tuvieron, a tal punto que a comienzos del siglo XX se podía ver la severidad de la discriminación y racismo en lugares como Nueva York, Boston, Detroit, Chicago y los Ángeles.
A comienzos del siglo XX, el diplomático y escritor peruano Francisco García Calderón detectó esta creencia: “El pueblo de Estados Unidos odia a los mestizos y a los matrimonios impuros de blancos y negros. Ninguna manifestación de panamericanismo es suficiente para destruir el prejuicio racial tal como existe al norte de México. Los mestizos y sus descendientes gobiernan las democracias iberoamericanas, y la República de origen inglés y alemán siente por las poblaciones de las zonas tropicales el mismo desprecio que profesa por los esclavos de Virginia que Lincoln liberó”.
La miseria y la explotación en el sur hacían que muchos intentaran viajar a una nación que les ofrecía presuntamente un mejor modo de vida. Pero la realidad era que las oportunidades educativas, de empleo, de vivienda, y económicas no eran iguales. Ello dio origen al movimiento por la igualdad de derechos de los negros, liderados por el posteriormente asesinado Martin Luther King Martin Luther King.
El caso del exterminio masivo de amerindios y la discriminación contra otros americanos de origen japonés, mexicano-estadounidenses, y otros grupos humanos tiende a “invisibilizarse”, cuando se entra al tema del racismo, porque la discusión sobre los grupos de origen africano predomina en la agenda. Más aún,  el tema de la inmigración ilegal esta profundamente ligado a la cuestión racial y nacional como se ha visto en la frontera con México.
LLEGÓ OBAMA, ¿Y QUÉ?
Con la elección y posterior reelección del primer presidente negro, Barack Obama, el establishment se propuso cambiar la cara y disfrazar la impureza del Modo de Vida Americano, algo que no ha podido hacer.
En una Reflexión del Comandante en Jefe del 14 de febrero del 2008, señaló que Obama “se propuso imitar el viaje en tren del austero Abraham Lincoln, aunque no habría sido nunca capaz de pronunciar el discurso de Gettysburg. Michael Moore le espetó: ¡Felicidades, presidente Obama, por el Premio Nobel de la Paz; ahora por favor, gáneselo’.! McCain perdió la Presidencia de Estados Unidos, pero se las arregló para volver al Senado, desde donde ejerce enormes presiones sobre el gobierno de ese país”.
Tal es así que la figura del derrotado candidato presidencial republicano es asociada a las más agresivas políticas estadounidenses, que avala con su presencia física y respaldo a recalcitrantes elementos de la ultraderecha, como ha pasado en Ucrania.
Es más, la violencia se ha recrudecido dentro del territorio norteamericano. Los grupos neonazis y supremacistas de raza blanca siguen aumentando, y se asegura que superan los mil, de poco más de 800 en el 2005.
Las más recientes manifestaciones en favor de la aun muy incompleta ley de inmigración propuesta por Obama -que se ha caracterizado por masivas deportaciones- boicoteada por los republicanos en el Congreso, dejaron al descubierto el racismo extremo que todavía existe en Estados Unidos.
El Movimiento neonazi, el Ku Klux Klan, los Skinheads y otros grupos llamaron abiertamente a la violencia terrorista, incluyendo atentados, como han sido realizados, a miembros del Congreso y del Senado de Estados Unidos.
Así hubiera sido nuevamente asesinado Abraham Lincoln, si hubiera vuelto a nacer.

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