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Limbo a la italiana

8 de marzo de 2018

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No es la primera vez y no será la última, porque durante los últimos años ninguna fuerza ha dominado por completo el panorama político en Italia, corno ha sido corroborado en las recientes elecciones, en la que predominó la retórica antisistema, contra la Unión Europea, y antiinmigrante.

Pero a pesar de esa costumbre, no es nada bueno estar sin gobierno, y se prevé que tardará de dos a tres meses constituirlo, siempre a base de una mayor o menor coalición, sea cualquiera de las equidistantes de derecha, centro y centroizquierda.

No importa que esta última tenga el partido más votado, el Movimiento 5 Estrellas (M5E), fundado por el cómico Beppe Grillo, porque necesitará ayuda del centro o hasta la propia derecha, algo aparentemente imposible, para formar gobierno.

Lo único cierto es que el gran perdedor en las elecciones fue el gobernante Partido Demócrata, que recibió el voto de castigo del electorado, en el que prendió la campaña antiinmigrante y antisistema, con un claro rechazo a la Unión Europea en la tercera economía del grupo, tras Alemania y Francia.

Luigi Di Maio, de solo 31 años, candidato por el M5E, se presentó como “vencedor absoluto” y avanzó que está abierto a negociar con otros partidos ante la ausencia de una mayoría. Su partido logró un 32% de los votos, lo que le permitirá triplicar el número de sus parlamentarios. El sucesor del fundador Beppe Grillo, aseguró que el partido “siente la responsabilidad de dar un gobierno a Italia”, y se perfiló como el único capaz de hacerlo, ya que, en su opinión, las coaliciones de derecha e izquierda “no tienen números”.

M5S no es el único partido que está de celebración. Matteo Salvini, el líder (con 44 años) del partido populista y xenófobo La Liga —antes conocido como La Liga Norte— veía a su partido ascender al segundo puesto, con un18% .

Salvini, quien en una ocasión como premier metió un buldócer en un campamento de inmigrantes en Roma e introdujo una legislación para autobuses segregados “solo para italianos”, se reinventó a sí mismo en esta campaña electoral. Es un firme defensor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Incluso viajó a un acto de campaña en Filadelfia en el 2016 y publicó una fotografía con el entonces candidato presidencial. Hizo campaña bajo una pancarta de ‘Italia primero’, claramente tomando prestada una de las frases favoritas de Trump.

Forza Italia, también de la coalición derechista, obtuvo menos del 14%, y ahora su líder, el ex primer ministro Silvio Berlusconi, es considerado por los analistas como un mendigo político. Contó a los votantes que la razón por la que su partido no cumplió sus expectativas fue que él no era el candidato, pues había sido expulsado de su cargo hasta el 2019 por fraude fiscal., aunque no mencionó que podía pasar tres años en prisión

¿Dará el presidente italiano Sergio Mattarella la responsabilidad de formar gobierno a Salvini o a Di Maio? En cualquier caso, será muy difícil evitar a un líder populista, más o menos euroescéptico, y más o menos antiinmigrante, aunque Salvini es claramente un ultraderechista

Ahora el balón está en el tejado del presidente Sergio Mattarella, quien a partir del próximo 23 comenzará a reunirse con los ganadores para iniciar lo que se espera que sean tensas negociaciones después de una campaña tan dura. Los italianos esperan a ver con quién se reúne primero., olvidándose que cualquier cosa puede suceder en una nación donde las distintas organizaciones de la mafia controlan regiones y el cambiacasaquismo entre los 616 diputados es algo irremediable y visto como un folclor en el limbo político que envuelve a la “bota” mediterránea.

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