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¿“Ley de la selva” en las relaciones internacionales?

25 de abril de 2024

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Los últimos acontecimientos que han conmovido al mundo y sus posteriores consecuencias dan a entender con dramática claridad que nos acercamos peligrosamente a la implantación de la “ley de la selva” en las relaciones internacionales. No otra conclusión puede extraerse de la ocurrencia casi simultánea de sucesos de naturaleza brutal y más o menos semejantes como son la masacre terrorista israelí en la Franja de Gaza sobre el pueblo palestino; el atentado contra el teatro de Moscú auspiciado por los servicios secretos ucranianos; el bombardeo del consulado de Irán en Damasco por la aviación israelí y el asalto policial a la Embajada mexicana en Quito para secuestrar al ex vicepresidente Jorge Glas y reenviarlo a la cárcel.

Tales hechos no pueden verse aparentemente desconectados, como sería una errónea visión o impresión inicial o superficial de lo acontecido. Hay un invisible hilo conductor que relaciona tales hechos y está vinculado al comportamiento hegemónico, imperial y prepotente de los que quieren dominar al mundo y someterlo a sus dictados e intereses.

Posiblemente nunca antes se había hecho tan evidente esa malvada intención, a lo cual ha contribuido, paradójicamente, un factor de progreso técnico universal como ha sido el desarrollo vertiginoso y científico de las comunicaciones y las posibilidades de intercambio inmediato entre regiones, países y personal.

En ese mundo de hoy -convertido en un pañuelo- pugnan por prevalecer los poderosos, tal vez asustados, preocupados o hasta aterrorizados ante la pérdida de influencia, poder de amedrentamiento, de amenaza o del uso mismo de la fuerza

Todo lo cual los lleva al desconocimiento y violación más flagrante de cuanto pueda representar un límite, contención o simplemente algún tipo de regulación sobre los comportamientos y actitudes en el escenario internacional, sujeta a normas jurídicas de convivencia, aceptación colectiva y obligatoria.

Es el caso del gobierno imperialista de Estados Unidos y de su íntimo socio, el estado terrorista de Israel, que encabezan las listas violatorias e inspiran a otros a hacerlo, como ha sucedido recientemente en los casos anteriormente señalados y aparentemente no relacionados entre ellos. No se puede convertir a las víctimas en victimarios y pretender evitar que den una justa y oportuna respuesta.

Como consecuencia de esa situación, han sido las violaciones o el desconocimiento del Tratado de Viena sobre relaciones diplomáticas y consulares (1961) y de la Convención Interamericana sobre asilo político (1933-1948-1954), así como las vacilaciones e imprecisiones de las Naciones Unidas y otros organismos en hacer valer para todos por igual la vigencia y obligatoriedad del cumplimiento de esas legislaciones.

No habrá otra forma de hallar la paz y, por tanto, el desarrollo y el progreso sin el respeto generalizado a esos tratados y convenciones que una vez fueron aprobados por todos. Será la única manera de evitar el predominio de la “ley de la selva” en las relaciones internacionales.

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