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Las preocupaciones de Alemania

30 de enero de 2017

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Evidentemente los socios europeos de los Estados Unidos se muestran preocupados e incluso asustados acerca del futuro que podría depararles esa relación carnal con Washington, bajo la égida de la administración Trump.

Desde la campaña electoral del magnate hoy presidente comenzaron a sonar esos truenos, pero la siempre orgullosa Unión Europea no hacía mucho ante lo que interpretaba como retórica electoral que a la larga cambiaría de tono, aunque tenía también la segura convicción –escandalosamente fallida– de que Trump no resultaría electo. Todos los “eurocálculos” fallaron y ahora se enfrentan con una nueva e inesperada situación.

Todo esto coincide con la anunciada salida de Gran Bretaña del seno de la Unión Europea (Brexit), que contribuye a hacerles más oscuro el panorama, a lo cual se añade un mensaje indirecto pero claro del nuevo presidente: la primera jefa de un gobierno extranjero recibida en la Casa Blanca ha sido la actual premier británica Theresa May.

Queda claro que para Estados Unidos su aliado principal y más cercano en Europa y posiblemente en todo el mundo, es el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte –su otrora metrópoli– una sociedad que ahora podrá hacerse aun más firme y más necesaria para Londres tras la salida de la Unión Europea y el regreso a los viejos tiempos del bilateralismo, cuando llegaron a ser un imperiomundial y “reina de los mares”.

Entre los más preocupados por los nuevos vientos que soplan desde el otro lado del Atlántico está Alemania, dudas el país más poderoso de la Unión Europea y clave dentro de la alianza militar de la OTAN, sede de una extensa red de bases militares estadounidenses –incluido armamento nuclear– y de uno de sus más nutridos contingentes militares en el exterior, desde fines de la Segunda Guerra Mundial.

Un reciente análisis de la agencia alemana de noticias DPA fechado en Washington, refleja exhaustivamente estas preocupaciones, en medio de inusuales criticas, agudas ironías, previsiones fatales y un velado intento de ridiculizar al nuevo mandatario.

En un plano más oficial, la canciller AngelaMerkel ha tratado de tranquilizar el ambiente afirmando que “el mejor camino para encontrar compromisos cuando hay opiniones encontradas es el respeto mutuo”. El llamado al respeto mutuo entre aliados no deja de llamar la atención.

Entretanto, importantes figuras de la política alemana ambas del Partido Socialdemócrata (SPD) que junto a la Democracia Cristiana forman el actual gobierno, han mostrado preocupación y advertido respecto al futuro e las relaciones con Estados Unidos.

Ellos son Sigmar Gabriel, ex vice canciller y actual ministro de Relaciones Exteriores recién nombrado y Frank-Walter Steinmeier, ex ministro de Relaciones Exteriores y muy probable candidato de los socialdemócratas a la presidencia del país, que de este modo se manifestaron a la prensa con impredecibilidad e incertidumbre, desconocidas en las relaciones entre ambos aliados y socios de aventuras.

El rumbo que puedan tomar los vínculos entre Estados Unidos y Alemania tendrá repercusión inmediata en el seno de la Unión Europea y mirando aun más allá, en las elecciones generales alemanas que se proyectan para el próximo septiembre.

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