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Las predicciones de Wesley Clark

23 de septiembre de 2013

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Probablemente no sean muchos quienes recuerden que en el año 2007 ciertos medios de prensa internacionales recogieron declaraciones del general de cuatro estrellas del ejército estadounidense Wesley Clark, quien desempeñó los más altos cargos de esa institución militar -fue comandante supremo de la OTAN y presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor-, siendo por tanto una persona con acceso a las más altas instancias de poder en Estados Unidos, a los secretos más infranqueables y a los proyectos de más largo alcance por parte del voraz Imperio.

Tras su retiro, Clark no ocultó aspiraciones políticas y su nombre llegó a mencionarse como un probable candidato presidencial para los comicios del 2008, siendo frecuentes sus aspiraciones como comentarista de televisión.

Fue por aquel entonces que el locuaz general habló acerca de un supuesto plan de Washington -que él conocía o había tenido acceso-, para llevar a cabo un “cambio de régimen” dentro del plazo de los próximos cinco a siete años en siete países del Medio Oriente considerados como enemigos o no suficientemente adictos a las políticas dictadas por Estados Unidos y no suficientemente colaboradores con los procesos económicos desreguladores y neoliberales orientados desde el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

En aquel momento, los países señalados por Clark eran Irak, (donde ya se había efectuado el cambio), Libia, Siria, Líbano, Sudán, Irán y Somalia, (donde en esos momentos imperaba el caos más absoluto). En el caso de Sudán se logró finalmente la partición del país en norte y sur, repartiéndose convenientemente la riqueza petrolera, aunque ello no ha logrado poner fin a la inestabilidad y los choques entre ambas regiones.

Como podrá observarse, todos los países mencionados, son islámicos, de mayoría Sunnita o Chiíta, según sea el caso; todos son árabes, menos Irán que es persa y todos se encuentran más o menos agrupados cercanamente dentro de una misma región y se caracterizan por su riqueza petrolera y gasífera, con excepción del Líbano (de gran importancia geopolítica) y Somalia, ribereña con el Índico y cercana al acceso al Mar Rojo.

Otros mares involucrados en esta área son el Mediterráneo y el Golfo Pérsico, sin olvidar que dentro de tan amplia zona se haya el estratégico paso del Canal de Suez, entonces aparentemente seguro en manos del gobierno egipcio encabezado por Mubarak -fiel aliado y protegido de Estados Unidos en esos tiempos-, pero que hoy pudiera convertirse en un dolor de cabeza.

Han pasado seis años desde que aparecieron aquellas predicciones del General Clark, atribuidas a eventuales planes de “cambio de régimen” que el Pentágono tenía elaborados y hoy, en mayor o menor medida, se hayan todos en ejecución, descontando que ya se ejecutó el dedicado a Libia.

Iniciados por W. Bush hijo y continuados por Obama, no caben dudas de que los planes anunciados por Clark, lejos de ser la obra caprichosa de un gobernante agresivo, responden a una estrategia de largo alcance por parte del Imperio, aferrado a toda cosa a mantener su hegemonía en peligro.

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