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Las polémicas sanciones contra Venezuela

13 de mayo de 2014

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Las proyectadas sanciones que legisladores de ambas cámaras en el Congreso de Estados Unidos, -todos ellos representativos o aliados de la llamada mafia cubanoamericana extendidos ahora en su agresión contra el gobierno constitucional bolivariano de Venezuela,- tropiezan al parecer con inesperadas objeciones para ser llevadas a la práctica y están  causando, al menos por el momento, diferencias que salieron a flote durante la más reciente audiencia senatorial, donde compareció Roberta Jacobson, subsecretario de Estado yanqui para el Hemisferio Occidental.

Sudando la gota gorda y bajo el asedio  de tirios y troyanos, la señora Jacobson trató de acomodar sus respuestas según las intenciones de cada interrogatorio, reconociendo que en la fragmentada oposición venezolana hay profunda división donde, por una parte, hay elementos que favorecen la inmediata imposición de sanciones y, por otro lado, existen también elementos que preferirían esperar un poco más, al desarrollo de la conferencia nacional de paz impulsada por el presidente Nicolás Maduro.

En medio de tal estira y encoge y de malabarismos retóricos dirigidos a complacer a unos y otros, tanto dentro de la comisión senatorial como dentro de los mercenarios venezolanos de oposición , seguidores de Washington y financiados por quienes aspiran algún día a recuperar y robarse de nuevo para sí la vasta riqueza petrolera venezolana, se hizo evidente la falta de consenso sobre la metodología a seguir en cuanto a los planes más concretos con vistas a lograr el derrocamiento del gobierno constitucional de Venezuela, aunque en sentido general hoy se ensaya más de una forma siempre encaminada al propósito del “cambio de régimen”, que los diferentes gobiernos de Estados Unidos persiguen en la patria de Bolívar desde hace quince años lejos de acertar.

Entre los más risibles y ridículos pasajes que tuvo la citada intervención de la señora Jacobson, fue muy comentado que se refirió a la búsqueda de un supuesto espacio donde “la sociedad venezolana que no esté de acuerdo con el gobierno exprese sus puntos de vista”.

Sus propios asalariados deben haber quedado anonadados con semejante afirmación, que solo refleja una ignorancia impresentable de la realidad venezolana o una mala fe descalificadora y perversa, encubridora de los más siniestros e intervencionistas proyectos contra Venezuela.

Si nos guiamos por los antecedentes históricos dentro del prontuario imperialista estadounidense, -de muy larga  data,- no es de dudar que las comparecencias congresionales como la que estamos relatando sirvan a un propósito de diversionismo y

ambigüedad con el fin de encubrir planes ya decididos que sólo aguardan una coyuntura que se considere propicia para llevarlos a cabo.

Venezuela: ¡Estad alerta!

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