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Las caras opuestas en el G-20

9 de septiembre de 2013

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Un Barack Obama opaco, cada vez con mayor cantidad de canas, gris en su pensamiento y manera de actuar, y como si se sintiera acorralado por quienes lo acompañan en temas de política internacional, apareció ante las cámaras de televisión que transmitían las sesiones y conferencias de la Cumbre del G-20 que se ha celebrado en San Petersburgo, Rusia.
Sobre el tema sirio, Obama dijo que “ante la “parálisis” en la discusión acerca de si se debe lanzar un ataque militar contra Siria por el uso de armas químicas, los países deben estar dispuestos a actuar sin la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Seguro de que hay que atacar a esa nación, el mandatario estadounidense anuncio que “el próximo martes hablaré a la nación en Estados Unidos para explicar el por qué de esa acción”.
Otro personaje de la política mundial, al que alguna vez se le llamó socialista y que cuando encabezó las elecciones en Francia hubo titulares de prensa incluso en nuestro país, donde se escribía “ganó el socialista Hollande las presidenciales francesas”, en el G-20 se quedó solo a la hora de apoyar la decisión de Estados Unidos respecto a la nación árabe amenazada.
Sus palabras resultaron desconcertantes, incluso para otros aliados a Washington que al menos, o fueron ambivalentes, o no se unieron a los tambores de la guerra sin el consentimiento de la ONU, que espera la comprobación del uso de armas químicas por los inspectores que fueron enviados a Siria.
Francia parece apresurada a ocupar un puesto al lado de Washington, como ya antes lo demostró cuando se produjeron los bombardeos contra Libia. Recordemos que en aquella ocasión el mandatario galo ocupó la primera fila, no solo para aplaudir a los agresores, sino para que su país participara en tales acciones.
Y todo esto hay que decirlo, hay que recordarlo, hay que desenmascarar a quienes esconden su verdadera cara mientras muestran una más simpática, sonriente, en los diversos auditorios.
En el caso del mandatario de España, Mariano Rajoy, fue consecuente en eso de decir frases ambiguas, cuando expresó que a “Siria hay que darle una respuesta internacional contundente”, como la pregona Obama, y luego abogara por “una paz negociada” para la salida a la crisis del país árabe.
La otra cara de la moneda en la reunión del G-20 la tuvo el presidente ruso, Vladimir Putin, quien, además de manifestarse contrario a una intervención militar contra Siria, advirtió que su país, en caso de que se produzca ese ataque, “apoyará a la nación árabe”.
Putin recordó que Estados Unidos solo tiene el apoyo de algunos países del G-20 para intervenir en Siria, como Francia, Canadá, Turquía, Arabia Saudita y Gran Bretaña.
No olvidemos que Siria y Rusia son aliados y que Moscú es el máximo suministrador de armamento —incluyendo los más modernos medios de guerra— a la nación ahora amenazada por Estados Unidos.
Además, hay que tener en cuenta que ya Rusia ha movido hacia mares cercanos a Siria, naves de guerra dotadas de modernos sistemas de localización de objetivos y con capacidad de responder a ataques enemigos.
Putin no solo ha asegurado que vetará en el Consejo de Seguridad de la ONU cualquier resolución que permita una acción militar, sino que ha mostrado fuerza a la hora de decir que ayudará a Siria, y ya lo está haciendo.
En cuanto a China, su máximo dirigente, Xi Jinping, reiteró la posición de su país contraria a una solución militar al dilema sirio y, coincidentemente con la reunión del G-20 se divulgó internacionalmente que Beijing ha enviado una nave de guerra hacia los mares aledaños a la nación árabe.
Esto quiere decir que en las mismas aguas revueltas donde cada vez se concentran más naves de guerra norteamericanas, ahora también las hay rusas y chinas. Un peligro adicional si ocurre un error de cálculo en los planes de Obama.
Otros jefes de Estado presentes en la reunión del G-20, como Cristina Fernández, de Argentina, Dilma Rousseff, de Brasil y el sudafricano, Jacob Zuma, fueron categóricos en sus llamados a detener los planeados ataques contra una nación soberana como es Siria.
Solo falta esperar y sabremos cuál será el desenlace y qué alcance tendrá.

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