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La votación en la ONU

29 de octubre de 2013

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Este martes 29 de octubre, cuando en el Plenario de la ONU, el presidente de las sesiones hizo el anuncio de la presentación del proyecto de resolución sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba, ya la delegación del país anfitrión conocía, una vez más, de lo aplastante que sería la aprobación del documento presentado por el gobierno y pueblo cubanos.
En la plenaria a la que asisten representantes de 193 países, en los últimos 21 años el cerco de Washington ha sido rechazado de manera categórica por la comunidad internacional. Pero las derrotadas administraciones norteamericanas siguen empeñadas en hacer sufrir al pueblo cubano, del que saben muy bien que nunca será doblegado.
Fue el 7 de febrero de 1962 cuando el gobierno de Estados Unidos de entonces proclamó el bloqueo contra Cuba, el que hoy ha causado más de 1 billón de dólares en pérdidas económicas a la nación antillana.
Hace cinco años, cuando el actual mandatario Barack Obama asumió la presidencia dijo respecto a Cuba que a partir de ahora la historia sería diferente, lo que fue interpretado como el anuncio de la rectificación de esa política criminal que tanto daño ha hecho y hace a la población.
Pero Obama, también respecto a Cuba, ha defraudado a quienes pensaron en el inicio de un cambio de actitud por parte de Estados Unidos, y más que todo lo que ha hecho es recrudecer las medidas coercitivas impuestas.
Este martes en la ONU, una vez más a la  arrogante diplomacia estadounidense le sobraron los dedos de una mano para contar los exiguos dos votos, que aparecían en la amplia pizarra del plenario donde casi ni se podía leer —pero se infería— que al imperio solo lo seguía —una vez más— su incondicional Israel.
Esta vez 188 estados estuvieron al lado de Cuba, dos votaron en contra  y tres se abstuvieron.  El pasado año 2012 la votación a favor de Cuba fue de 188 a favor, solo tres en contra y dos abstenciones.
Una vez más, un grupo muy amplio de representantes de gobiernos de todo el planeta, alzaron su voz para más que argumentar su voto, defender el derecho de la Isla a su independencia y soberanía; así como a condenar el carácter extraterritorial de las medidas norteamericanas, contrarias a toda la legislación internacional.
La cara amargada del representante de Estados Unidos parece identificar a un hombre con muchas horas sin dormir y frustrado al saber que luego de largas sesiones individuales con varios diplomáticos, de presionar a unos y ofrecer limosnas a otros, se quedaba solo una vez más.
Contrario a ello, al concluir la votación y conocerse la abrumadora mayoría que estuvo junto a Cuba, no pocos rompieron el protocolo y fueron hasta donde se encontraba la delegación cubana a felicitarla personalmente y con sentidos abrazos de solidaridad.
También el mundo conoce una vez más que esa misma ONU que abrumadoramente apoya a Cuba, no resiste más tiempo sin el cambio necesario, para que exigencias como esta puedan ser vinculantes y obliguen al gobierno que impone el bloqueo a eliminarlo como lo demanda la mayor parte del mundo.

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