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La «vitrina» rota en la opulenta Nueva York

13 de abril de 2020

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Una vez, cuando escribía un artículo sobre los actos terroristas del 2001 a las Torres Gemelas, en Nueva York, me impresionó sobremanera conocer algunos de los componentes socio-culturales, arquitectónicos, de la economía, los negocios y otros que conforman el sistema capitalista en los Estados Unidos.
En el transcurso del tiempo, leyendo, hurgando y conociendo un poco sobre la ciudad y el país, me acerqué más a lo que no dice ninguna guía turística o alguien impactado por haber visitado la urbe.
Aquella opulencia que trasciende, está sustentada por componentes sociales, predominantemente latinos, afro americanos y asiáticos, que allí los hay por millones y que bajo un régimen de explotación capitalista, contribuyen a crear las grandes riquezas que se exhiben.
Incluso, en lo que fueran las Torres Gemelas borradas en su entorno por un salvaje acto terrorista, ahora existe, en lo que llaman la «zona cero», un monumento que pretende erigirse en un producto histórico-cultural, para mostrar al visitante una parte de lo sucedido, cuando los «malos» lanzaron sus aviones contra aquellos símbolos de riqueza y desarrollo, creados por los «buenos».
De eso se trata, de mostrar a los millones de turistas que cada año visitan Nueva York, la versión única, donde no puedan aparecer manchas que opaquen tanta opulencia.
De los millones de latinos y afro—norteamericanos, asiáticos o de otras latitudes, poco o nada se exhibe a los turistas.
Los miles sin techo que viven bajo puentes o en carpas, tampoco. Y de los inmigrantes solo se conoce por el afán de un presidente, de deportarlos, para lo que se construye el más costoso muro que se recuerde en la historia.
Por estos días de coronavirus y cuando leo cientos de informaciones diarias a través de medios digitales, comprendo el porqué de la catarsis del sistema de salud, de por qué hay tantos contagiados y tantos muertos, incluso, a qué segmento poblacional pertenecen esos afectados.
Resulta que la tal «vitrina» del sistema —Nueva York—, ha estallado en pedazos. Hoy ese estado tiene más casos confirmados de coronavirus que cualquier país del mundo, según las estadísticas actualizadas de la Universidad John Hopkins.
Así, en el territorio han sido diagnosticados con la enfermedad 161807 pacientes, más que en la segunda nación más afectada del mundo, España, que ha confirmado 157022 casos. Al mismo tiempo, 7 844 personas han muerto en ese estado.
Finalmente, voy a exponer, de manera textual, algunos casos que recoge un amplio artículo del The New York Times, sobre lo que no se dice sobre esa «vitrina»
Anil Subba, un conductor nepalés de Jackson Heights, murió unas horas después de que los médicos del Hospital Elmhurst, en Nueva York, pensaron que tal vez era lo suficientemente fuerte para sobrevivir sin la ayuda de un respirador.
En el vecindario cercano de Corona, Edison Forero, un empleado de un restaurante de 44 años procedente de Colombia, todavía estaba ardiendo en fiebre cuando su compañero de casa le exigió que dejara el cuarto que rentaba.
No muy lejos de ahí, en Jackson Heights, a Raziah Begum, una niñera viuda, de Bangladés, le preocupa la posibilidad de enfermarse. Dos de sus tres compañeras de apartamento ya tienen los síntomas de la COVID-19. Ninguna de las personas que ocupan el apartamento tiene empleo y comen una vez al día, comentó.
Finalmente, dice el Times: «la pandemia ha afectado de manera desproporcionada a los trabajadores latinos, a los empleados de restaurantes y a las personas de limpieza que conforman la mayor parte de la población de un área a la que a menudo se le ha considerado uno de los lugares con mayor diversidad del planeta. Los latinos representan el 34 por ciento de los fallecidos en la ciudad de Nueva York —el porcentaje más alto de cualquier grupo racial o étnico—, de acuerdo con datos ofrecidos por los funcionarios estatales el 8 de abril.
No hay dudas, la «vitrina» se ha roto y su reparación será muy difícil en tiempos de COVID-19 y de Donald Trump.

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