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La presencia militar en Colombia

4 de junio de 2020

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La inminente llegada a Colombia de 800 militares yanquis componentes de una brigada de tropas terrestres perteneciente a la Fuerza de Asistencia de Seguridad del Ejército de Estados Unidos ha conmovido a los más diversos sectores políticos y sociales de la ya convulsa sociedad colombiana pues, entre otras cosas, se realiza sin la expresa autorización constitucional correspondiente al Senado, se le considera ilegal y violatoria de la soberanía del país.

El pretexto anunciado por la embajada yanqui en Bogotá es que forma parte de la “lucha contra el narcotráfico” y está enmarcada dentro del llamado Plan Colombia, que ha facilitado paulatinamente una ocupación militar de este país por parte de las fuerzas estadounidenses, convirtiéndolo así en plataforma de lanzamiento y base de operaciones contra los países de América Latina y el Caribe, traicionando los compromisos contraídos como Zona de Paz.

Como ha quedado demostrado recientemente, su objetivo principal y más inmediat6o es actuar como elemento de provocación y agresión en la extensa frontera con Venezuela y propiciar de este modo cualquier choque o confrontación, que sirva como pretexto para una intervención militar yanqui directa contra la República Bolivariana.

Tener en cuenta, además, que Estados Unidos cuenta ya -según se ha divulgado-, con siete puntos de avanzada (bases aéreas) en suelo colombiano, en Palanquero, Apiay, Bahía Málaga, Malambo, Araudia, Cartagena y Tolemaida.

El régimen Uribe-Duque ha convertido a Colombia en plaza fuerte para el intervencionismo y las amenazas militares yanquis contra sus vecinos y la región en general, desconociendo todos los acuerdos internacionales y la propia Constitución colombiana en cuanto a la intromisión de fuerzas extranjeras en el país, las cuales son utilizadas también para la represión contra los opositores, incluidos políticos, legisladores, jueces y periodistas.

Los escándalos de interferencias telefónicas y violación de correspondencia se han vuelto habituales en Colombia y es pública en ellas la participación del gobierno y sus agencias militares y policiales, tal como se ha denunciado allí en reiteradas ocasiones.

La intención de presentar la intervención militar y ocupación de Colombia por parte de las fuerzas estadounidenses como un simple “acuerdo bilateral” entre los dos países es una insostenible y engañosa maniobra política y mediática de ambos regímenes para encubrir la creación en pleno corazón del continente de un factor externo de agresión e intromisión sin precedentes.

Para todos los pueblos de América Latina y el Caribe, la situación es de máxima alerta.

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