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La ONU y su entorno

26 de septiembre de 2019

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Terminada la primera sesión de la Asamblea General de la ONU, son muchas las repercusiones de los dos primeros discursos —el de Trump y el de Bolsonaro— y en Nueva York se suscitan otras noticias, vinculadas con la cita mundial y cómo la mentira se ha apoderado del podio en las presentaciones de dos delirantes mandatarios que hacen que la humanidad sienta pena tanto por el pueblo estadounidense como por el brasileño.

Luego que Trump echara de su equipo al halcón mayor John Bolton, un personaje con iguales ínfulas y pocos méritos —Mike Pompeo— se ha encargado de perseverar en una política fracasada, guerrerista, llena de falacias, desde su posición de Secretario de Estado y enemigo de los pueblos del mundo.

Veinticuatro horas después que Trump hiciera su poco ético y muy mendaz discurso en la ONU, Pompeo se acordó del tema iraní, y además, volvió a amenazar a China. Ya Trump había ocupado gran parte de su tiempo en el podio para decir cuantas mentiras pudo contra pueblos dignos como Cuba y Venezuela.

Este miércoles, Pompeo lamentó que quienes asisten a la ONU escuchen los discursos de los líderes iraníes. Se refirió a que «este martes vio parte de una entrevista al presidente iraní, Hasán Rohaní, en la cadena de televisión estadounidense Fox News, en la que increíblemente dijo que Irán es un país que ha traído la paz a la región»

Pompeo, para no perder la costumbre,  también anunció en su discurso nuevas sanciones a seis empresas y cinco personas de China, entre ellas las de carga marítima Cosco Shipping Tanker y Cosco Shipping Tanker Seaman, por el transporte de crudo de Irán.

Desafiante advirtió…«Estamos diciéndole a China y a todos los países: sepan que sancionaremos cualquier violación de las sanciones  impuestas por EE.UU. contra la exportación del petróleo iraní».

Y el peor chiste de su arenga: «EE.UU .intensificará sus esfuerzos para educar al mundo de los riesgos de hacer negocios con entidades vinculadas a Irán».

Otro personaje, que llegó a Nueva York por un día para no perderse el discurso de Trump en la ONU y luego decir el suyo —copia al pie de la letra de su adorado magnate convertido en presidente—  fue el brasileño Jair Bolsonaro. No obstante, postergó el viaje de regreso para recibir en el hotel donde estaba alojado, al ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, actualmente abogado personal de Trump.

Para que se tenga una idea del encuentro, en declaraciones a los medios después de la reunión, Giuliani calificó a Bolsonaro de «líder auténtico».

También elogió a Eduardo,  hijo del presidente Jair, nombrado por su progenitor  para el cargo de nuevo embajador en Washington, y dijo que era un hombre «excepcional».

No repercutió si Bolsonaro pretendió asesorar al jurista estadounidense respecto a cómo se aplica la «justicia» en su país donde la corrupción y la venganza política se ha apropiado del poder de decidir por el destino de los seres humanos.

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