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La OEA sigue contaminada

26 de mayo de 2016

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Nada nuevo que provenga de la guarida de la OEA en Washington, puede sorprendernos. Esa organización regional, gobernada por Estados Unidos, ha sido y sigue siendo un instrumento hostil a todo proceso democrático, popular y revolucionario que pueda generarse en la región.
Uno u otro secretario general, siempre han representado esos intereses contrarios a nuestros pueblos, y por tanto se han aliado a las peores causas, incluso, instigando a acciones foráneas como lo anuncian públicamente respecto a Venezuela.
No olvidemos el nefasto papel de la OEA contra Cuba. Su incondicional apoyo a las fechorías —incluyendo acciones militares— que organizaron y financiaron los gobiernos de Washington contra la Revolución Cubana.
La OEA permitió y apoyó —como ministerio de colonias en esos tiempos— el aislamiento de la Isla expresado en el rompimiento de relaciones de casi todos los países de la región excepto México.
Por todos estos factores es imprescindible ir a la historia. Ningún canto de sirena de los ahora de moda, puede taparnos los ojos y bloquearnos la conciencia como para olvidar una agenda que se repite contra Venezuela y que, como siempre, es impuesta desde los centros de elaboración de política de los Estados Unidos.
Lo más reciente salido de las oficinas de la OEA en Washington y en voz de quienes sirven —con buenos salarios por supuesto— a los intereses imperiales se ha producido por estos días.
Resulta que el hoy secretario general de la organización, Luis Almagro, se inmiscuye abiertamente en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela e, incluso, aúpa a contrarrevolucionarios disfrazados de parlamentarios y otros instalados en Miami, que llegan hasta a pedir una intervención armada en esa nación.
Cuando el mandatario Nicolás Maduro respondió enérgicamente ante tales artimañas, Almagro enfureció y trató de disimular las evidentes intenciones, ocultas o no tan ocultas en su trono de máximo jefe de una desprestigiada organización dirigida por y desde Washington.
Como explicó Maduro en su respuesta a las declaraciones de Almagro, este funcionario, ex canciller uruguayo, ahora sirve a los planes de la derecha venezolana y se pone al frente de una campaña —en la que la CIA juega un papel muy importante— para que Caracas sea sometida a sanciones económicas y aislada del contexto regional y fuera de la región.
Abiertamente, Almagro y su OEA, apoyan y hasta se reúnen con sesiones de fotos y todo lo demás, con personeros de los que en Caracas promueven y financian la instigación y desestabilización del país.
No es casual que el opositor Leopoldo López, condenado por la justicia venezolana por dirigir las guarimbas causantes de 43 muertos, haya posado en una célebre instantánea, con el “democrático” secretario general de la OEA, el mismo que hoy recibe en su despacho en Washington, a otros exponentes de la talla de Leopoldo López, a quienes exhortó a “obligar a Maduro a que haga el referendo revocatorio”, no importa que para tal espectáculo mediático, se recurra al fraude, datos falsos, firmas de personas que no existen, y otras.
La OEA, una vez más, se muestra como lo que es, una irreverente institución al servicio de Estados Unidos y contraria a todo tipo de avance democrático y popular que se produzca en los países de América Latina y el Caribe.
Esta vez, año 2016, objetivo Venezuela, sus planes van acompañados de un gran bagaje mediático donde se dan la mano la gran prensa oligárquica y mercenaria venezolana, y los medios que en Estados Unidos y España, participan en el abominable show de desestabilizar países y tumbar gobiernos.

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