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La masacre de Gaza: ¿quién apretó el gatillo?

21 de mayo de 2018

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La masacre de Gaza contra el pueblo palestino radicado en esa estrecha y sufrida franja terrestre limítrofe con la entidad sionista de Israel, no siendo la primera ni posiblemente la última, ha tenido la virtud de conmover como pocas anteriores a la opinión pública mundial, incluidos gobiernos que hasta el momento habían mantenido una actitud cautelosa en cuanto a pronunciarse claramente contra estas matanzas, que de diversas formas han practicado los ocupantes israelíes desde la expulsión y sojuzgamiento de los palestinos en fecha ya tan lejana como 1948.

No es casual que estas reacciones de protestas y denuncia ante los más recientes crímenes del ocupante, esta vez contra pacíficos manifestantes que incluían mujeres y niños desarmados e indefensos, tengan lugar en medio de una dramática y cada vez más confusa, sangrienta e insólita situación que abarca toda la región del Medio Oriente, pletórica de guerras de agresión, violaciones de soberanías, amenazas constantes y desconocimiento incluso de elementales leyes de derecho internacional por parte de actores internos y cómplices externos que alientan y buscan medrar y ganar ventajas geopolíticas a costa de la deteriorada situación.

Entre estos actores, por supuesto, se destaca el actual gobierno imperialista de Estados Unidos aunque –en honor a la más estricta verdad– fueron diversas las administraciones anteriores que, de una u otra forma, iniciaron la injerencia imperial en la región y utilizaron como punta de lanza a la entidad sionista de Israel, a la que llegaron a convertir en peligrosa potencia nuclear.

En estos momentos, no obstante, la gravedad de los acontecimientos de la etapa que vivimos –a partir de la llegada de la Administración Trump a la Casa Blanca– permite llegar a la conclusión de que en pocas ocasiones anteriores estos se han acelerado de tal manera y han llegado a la proliferación de los más diversos estallidos y la posibilidad fatal de que continúen.

Si echamos hacia atrás el reloj pudiéramos apreciar que fue el lanzamiento de la guerra de agresión contra Iraq en 2003, por parte del genocida George W. Busch hijo y sus socios de entonces Tony Blair y José María Aznar, el punto de partida más cercano y criminal de la crisis que hoy se vive.

Ellos dieron el tiro de gracia al Consejo de Seguridad de la ONU y lanzaron unilateralmente aquella agresión, mintiendo al mundo entero sin escrúpulos acerca de una supuesta posesión de “armas de destrucción masiva” por parte de Sadan Hussein, falsedad burda que ellos mismos admitieron cínicamente haber utilizado.

Todo lo que se ha sobrevenido después tuvo allí su más cercano punto de partida y hoy se prolonga de diversas maneras como la actual masacre de Gaza, la operación Plomo Fundido o el traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén y la retirada yanqui del acuerdo 5 + 1 con Irán.

Todo está conectado y es la derivación o la consecuencia de una agresión detrás de otra, independientemente de los métodos o justificaciones con que quieran disfrazarse.

No es difícil, por tanto, llegar a la conclusión de que también en la masacre de Gaza, por intermedio de los ocupantes israelíes, fueron los imperialistas norteamericanos los que, una vez más, apretaron el gatillo.

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