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La lista negra de la OEA

12 de mayo de 2015

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Ni siquiera una trompetilla merece cada una de las listas elaboradas por y desde Washington con la expresa intención de actuar como jueces en temas en los que son graves infractores.
Por supuesto, Estados Unidos ha usado desde siempre a mecanismos de instituciones serviles al imperio, como ha sido y sigue siendo la OEA y su mal llamada Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Pero ni la OEA ni sus dependencias van a cambiar mientras estén radicadas en Washington y respondan a las órdenes del Departamento de Estado de ese país.
Los ejemplos al respecto son tantos que no vale la pena gastar cuartillas ni esfuerzo intelectual para desnudarlos.
Por estos días las agencias de prensa fecharon en la capital estadounidense diversos despachos donde reflejan que Cuba y Venezuela vuelven a aparecer este año en la “lista negra” de la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos, mientras que se eliminó de la misma a Honduras.
Este último país centroamericano está considerado en la actualidad como uno de los más violentos, donde a diario aparecen personas asesinadas y su sistema constitucional se ha violentado, y de qué manera, tras el golpe militar que sacó del poder al presidente Zelaya.
En el 2013, por ejemplo, Colombia también fue sacado de la “lista negra” tras una visita de la Comisión que evalúa los ¿avances? o retrocesos en esa materia.
Por supuesto, para nada los enviados de la OEA recogieron la opinión de los campesinos salvajemente tratados en Honduras, ni de las víctimas de la prolongada guerra en Colombia.
Sin embargo, a Venezuela, quizás la nación latinoamericana con mayores avances sociales en los últimos años, se le quiere castigar por razones políticas, pues la única opinión que se recoge es la de los opositores que llenaron de acciones violentas las calles de esa nación y causaron la muerte a decenas de personas.
Aunque es el país donde se hacen más consultas democráticas a la población y en el cual las decenas de elecciones realizadas han sido siempre favorables al gobierno bolivariano
Pero es risible y a la vez miserable, un párrafo del informe que dice textualmente: “Venezuela debe abstenerse de ejercer represalias o utilizar el poder punitivo del Estado para intimidar o sancionar a personas en virtud de su opinión política y garantizar la pluralidad de espacios para el ejercicio democrático, incluyendo el respeto a las movilizaciones y protestas que se llevan a cabo en ejercicio del derecho de reunión y manifestación pacífica”.
Está muy claro el objetivo de la OEA y su Comisión de Derechos Humanos: el gobierno y demás autoridades venezolanas deben aceptar que los fascistas que hay dentro de la oposición de ese país, se hagan del poder, no por vías electorales, sino a través de actos terroristas, quema de centros de salud y otros espacios públicos, muerte de diputados, amenazas de magnicidio hasta contra el propio presidente…
En el caso de Cuba, lo que señala esta comisión es una verdadera burla a cualquier manera de inteligencia humana. Según la OEA en Cuba no hay elecciones.
El asunto es que no hallan como justificar su mezquina y bochornosa actuación, siempre al servicio de los gobiernos de Estados Unidos.
Esta vez, siquiera para ponerse acorde con los tiempos que corren hasta en los propios Estados Unidos, fueron tan despreciables que ni una línea recogieron en su informe, en que al menos se pida el levantamiento del bloqueo.
La “lista negra” de la OEA bien pudiera estar siempre encabezada por el país donde a diario se matan a afrodescendientes, en una muestra más del racismo aun presente en instituciones policiales y otras de las que el informe sobre derechos humanos no dice una palabra.

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