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La independencia militar de Europa ¿será realidad?

6 de septiembre de 2018

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La reciente declaración del presidente francés Emmanuel Macron ante la conferencia anual de los embajadores franceses reiterando que Europa no puede ya confiar su defensa a Estados Unidos y que Rusia debe ser incluida dentro del concepto de “defensa europea” no ha pasado inadvertida y representa la posibilidad de un viraje de 180 grados en las apreciaciones europeas que, hasta el momento, han existido sobre el tema.

Con anterioridad se había hecho pública la suscripción de un entendimiento entre ocho estados europeos con el propósito –según se dijo– de crear una fuerza de intervención militar con el fin de “agilizar los procedimientos para actuar conjuntamente en misiones de interés para el Continente”.

Ambos pronunciamientos, aunque dejan muchas interrogantes aun sobre sus objetivos y extensión real, constituyen sin dudas elementos novedosos en cuanto a lo que ha sido la política europea de defensa con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, siempre estrechamente vinculada a Estados Unidos y actuando generalmente como acompañante del imperio yanqui en sus aventuras militares de agresión y en su política de amenazas.

En la nota dada a conocer se incluye junto a Francia a Alemania, Bélgica, Países Bajos, Portugal, Dinamarca y Estonia, agregándose al Reino Unido lo cual hace suponer que tal iniciativa se desarrollará también al margen de la Unión Europea, donde el Reino Unido está en proceso de abandono. Ni Italia ni España aparecen en la relación de participantes.

En el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han caído habitualmente como un jarro de agua fría las posibilidades de creación de una fuerza militar europea independiente cada vez que ello se ha insinuado o planteado de manera más concreta como ocurre ahora.

La coincidencia de que esta idea se retome con fuerza en momentos en que se recrudecen las contradicciones económicas y comerciales de la Administración Trump de Estados Unidos con sus socios y aliados europeos, mueve a pensar en una eventual relación entre ambas cosas y que nada es casual.

Algunos ya han vaticinado la extensión de los conflictos comerciales al plano político-militar y en especial al seno de la OTAN. Aunque es temprano llegar a tales conclusiones, las expresiones del presidente francés y los acuerdos inter europeos en el plano de la defensa son por sí mismos insólitos y representan una novedosa visión en la defensa del Viejo Continente.

La férrea disciplina y el control implantado por Estados Unidos en la OTAN, donde el mando principal es ejercido siempre por un general estadounidense –según los estatutos del citado pacto– no es ajeno al disgusto y las reticencias europeas hacia la OTAN, agudizadas por la posición actual de Turquía y los desplantes de Trump introduciendo mayor preocupación y desconcierto en su seno.

La utilización de Europa como punto de lanza militar de Estados Unidos pudiera estar amenazada.

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