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La inconclusa historia de un Iraq mutilado

9 de octubre de 2019

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Iraq, como otros muchos países de la región del Oriente Medio se desarrollaba, a inicios de la década del 2000, como una nación con un sistema social equilibrado, avances en la atención médica y defensa de su soberanía energética.
También tenía algunas dificultades, diferencias étnicas y por sus recursos, era muy codiciado por factores externos. Las empresas transnacionales, fundamentalmente estadounidenses, estaban prestas a apoderarse de sus riquezas.
Fueron los ataques terroristas contra las Torres Gemelas, del 11 de septiembre del 2001, el momento para inventar una mentira por parte del gobierno de George W. Bush, para lanzar la más salvaje de las guerras contra la nación árabe.
Acaban de cumplirse 18 años de aquella acción que dejó, según cifras oficiales, más de medio millón de muertos y otros varios millones de heridos. Además, un país destruido materialmente y caótico en su necesaria y aún no lograda gobernabilidad.
Las diferencias étnicas se exacerbaron con la invasión y ocupación, los conflictos internos no acabaron y el mal de la pobreza, el hambre, la falta de mecanismos de salud y otros, son expresión hoy del objetivo «logrado» por Washington, de que con la desestabilización de Iraq, se agregara un territorio más al mapa geopolítico por el que apuesta Estados Unidos.
Irak ha sido, en los últimos años, lugar de nacimiento y desarrollo de grupos terroristas como el llamado Estado Islámico que, con la anuencia norteamericana ha perpetrado los más grandes crímenes contra este país, Siria, y otros de la región.
Cuando las noticias que circulan por estos días dan a conocer que más de 100 iraquíes han muerto y otros cinco mil han resultado heridos en las últimas manifestaciones realizadas en el centro de Bagdad y otras ciudades, no podemos más que cerciorarnos de que esta situación es un agregado al mal dejado por la invasión y ocupación de las fuerzas militares estadounidenses.
De acuerdo con el sitio digital Sputnik, las protestas se han masificado en varias provincias y el argumento de los manifestantes es el incumplimiento de promesas por parte del Gobierno.
Especialistas citados por dicho medio refieren que «las condiciones socioeconómicas son el origen real del descontento popular».
Por ejemplo, la región de Basora, donde se produce casi el 95% del petróleo iraquí, está inmersa en la pobreza.
De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, más de la mitad de la población iraquí corre el riesgo de pasar hambre y no puede hacer frente a la subida de los precios de los productos básicos.
La propia fuente refiere que el 53% de los residentes y el 66% de los desplazados internos en Iraq son vulnerables a la inseguridad alimentaria.
«No hay electricidad, no hay trabajo, la gente muere de hambre y la gente está enferma. Es una maldición», dijo un joven.
«Estoy participando en las manifestaciones debido al desempleo y la corrupción», aseguró Rasoul Saray, un desempleado residente de Bagdad, de 34 años.
La población sufre por la falta de cosas tan básicas como el agua potable y la electricidad. Además, la sanidad está en un estado precario y hay un alto nivel de desocupación. Es lógico que la gente no esté contenta con el Gobierno» aseguran los iraquíes que se han lanzado a la calle a protestar, refieren agencias de prensa y sitios digitales.

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