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La historia, y no precisamente de un amor

30 de noviembre de 2020

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Los miles de millones de dólares concedidos por el Fondo Monetario Internacional, la ayuda dela oligarquía y la mano dura física y legal contra la oposición no han llevado la tranquilidad al presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien acaba de recibir un duro golpe con la decisiónlegislativade cesar a su ministra del Interior, María Paula Romo, por la represión a manifestantes indígenas y pueblo en general que causó ocho muertos, centenares de heridos y varios desaparecidos.
Al mismo tiempo, Romo deberá encarar procesos por corrupción, al señalársele adquisición de modernos medios de represión a un costo superior al normal.
Asimismo, el mandatario ha hecho que jueces venales desestimen la presencia de una candidatura de la Revolución Ciudadana a las próximas elecciones presenciales, cuando un tribunal ya la había convalidado.
Es decir, sigue la persecución al correísmo, convalidando una traición al que fuera su amigo y máximo mentor para que fuera candidato a la presidencia, todo por elementos que van desde el ocultamiento desu servidumbre a la política del Imperio, el dinero del FMI y elodio visceral contra todo lo que le parezca obra de Rafael Correa, líder de unarevolución llamada Ciudadana, que durante diez años ayudó a mejorar la vida del pueblo ecuatoriano.
El truco esgrimido por Moreno ha sido la lucha contra la corrupción para limpiar “la pesada herencia” del “correísmo”. Mediante aproximaciones sucesivas, fue acercándose a deslegitimar a Correa, con procesos judiciales a militantes de Alianza País, en especial, contra ex funcionarios gubernamentales.
Usó la patente de corso creada a partir de la megacausa mediática de las coimas de Odebrecht para apresar al vicepresidente Jorge Glas y amedrentar a partidarios de Correa. El objetivo: derribar los obstáculos a la convocatoria del referéndum legalizador del mandato neoliberal, lo que le permitió a Moreno acabar con la figura de la reelección presidencial.

 

ACELERAMIENTO

 
Logradas la primera purga de funcionarios -en la que cayó el vicepresidente Glas-, y la construcción del relato de la corrupción del gobierno de Correa, Moreno pasó a la fase acelerada de quiebre institucional, con el nombramiento de personas de su confianza en organismos centrales, desde donde instrumentó la captura total del Poder Judicial, al destituir al fiscal Carlos Baca y al presidente del Consejo de la Judicatura, Gustavo Jalkh, y a otros cuatro consejeros vocales, acciones que le permitieron amedrentar y enlodar públicamente a las fuerzas antineoliberales.
El paso siguiente fue torcer el reglamento del Poder Legislativo para -con una operación política- lograr que la Asamblea Nacional se declarara incompetente para tratar el “caso Balda”, decisión que fue interpretada por la Justicia ordinaria como la vía libre para enjuiciar al ex presidente. Le quitaron el fuero presidencial de facto sin que haya sido discutido y decidido por mayorías cualificadas como lo exige la ley.
Es un escenario incierto para Lenin Moreno, pues no está claro que la campaña de falsas judiciales desatada en contra de Correa y los sectores antineoliberales -realizada al límite de la ilegalidad y la ficción- impidan una crisis de gobernabilidad liderada y desatada por los intereses de poder de la derecha de Lasso y Nebot. En definitiva, éstos no gustan de Moreno, aunque les esté sirviendo de intermediario en las relaciones entre el gobierno y el poder oligárquico, y es que ese grupo reaccionario quiere asumir directamente las riendas.
A Lenin Moreno se le agota el recurso mediático de “la pesada herencia”, y debe empezar a mostrar obras de gobierno, en medio de una pandemia que descuidó y ha causado infección y muerte por todo el país.
Tienen cada vez menos efecto las denuncias en contra de Correa y sus aliados; se empieza a imponer la realidad económica y política, sin una fuerte coalición de gobierno y con una ecléctica propuesta de planes a ejecutar. Si los temas de orientación de la economía y política ecuatorianas se ponen en el centro de la agenda de discusión, a Moreno se le habrá acabado el tiempo de gobernar usando el espejo retrovisor.

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