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La herida sigue abierta

31 de mayo de 2021

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Noticias llegadas desde Guatemala dan cuenta del inicio del juicio a once ex militares acusados de genocidio durante la cruenta guerra que tuvo lugar hace más de tres décadas en ese país y costó la vida de al menos 200 000 personas, la mitad de ellas aborígenes.
Juiciosanteriores no fructificaron por los denominados problemas técnicos que beneficiaron al ex dictador Efraín Ríos Montt y a cercanos colaboradores.
De todas maderas, es algo alentador que se tomen medidas contra asesinos que vestidos de militares cercenaron vidas para que no fructificaran las ideas revolucionarias que alentaron a movimientos guerrilleros de hace algunas décadas.
Para los expertos de la ONU, la obligación del Estado sigue siendo identificar, procesar y sancionar a los responsables de estos crímenes atroces como paso importante para alcanzar justicia para las víctimas y sus familiares.
“La impunidad de los responsables es inaceptable”, apuntaron, destacando la necesidad de que los procesos judiciales respeten los estándares internacionales y determinen las responsabilidades de los autores materiales e intelectuales de esos crímenes.
Del mismo modo, instaron al gobierno guatemalteco a garantizar una reparación integral a las víctimas del puebloIxil y a las otras víctimas del conflicto armado interno, además de continuar la búsqueda de desaparecidos.
Los expertos también llamaron a tomar medidas urgentes para garantizar la independencia judicial y la protección de jueces, fiscales, testigos, víctimas y querellantes que participan en estos procesos judiciales.

 

EL PRINCIPAL RESPONSABLE, SIN CASTIGO

No fue el único, pero sí el más notorio responsable del genocidio en Guatemala: José Efraín Ríos Montt, un político y militar guatemalteco, quien llegó a ser jefe de Estado, mediante un golpe de Estado.
Ríos Montt es considerado uno de los representantes más duros de los gobiernos militares de Centroamérica. Fue juzgado y encontrado culpable en Guatemala por genocidio, sin embargo, la sentencia fue anulada por fallos durante el procedimiento del juicio, que no pudo ser concluido debido a su muerte, a los 91 años de edad.
Fue director de la Escuela Politécnica, era general cuando presentó su candidatura en las elecciones presidenciales de 1974 y fue derrotado; también fundó el partido Frente Republicano Guatemalteco (FRG), que en el 2000 llevó a la Presidencia a Alfonso Portillo.
El 10 de mayo del 2013 fue condenado a 80 años por genocidio y crímenes contra la humanidad, pero esta sentencia fue anulada diez días por la Corte de Constitucionalidad de Guatemala, debido a que la jueza Jazmín Barrios presidenta del Tribunal Primero de Mayor Riesgo A, no acató los fallos emitidos por dicha corte, siendo una autoridad jurídica de mayor jerarquía.

 

CONTRA LA IMPUNIDAD

Un tribunal de Guatemala reconoció que la comunidad maya Ixil fue víctima de genocidio hace más de tres décadas, sentando así un precedente en la lucha del país contra la impunidad.
Entre 1982 y 1983, indígenas de la etnia maya Ixil fueron asesinados a manos de las Fuerzas Armadas con una intención de exterminio, según el fallo del 27 de septiembre pasado de un Tribunal de Mayor Riesgo, que concluyó que la masacre constituyó un genocidio y que las atrocidades a las que fue sometida esa comunidad se consideran crímenes de lesa humanidad.
La sentencia estableció que el ejército guatemalteco utilizó las técnicas más brutales de violencia contra la población civil, incluyendo asesinatos, torturas y tratos crueles e inhumanos, violencia sexual y desplazamiento forzado, causando la destrucción física parcial de la población Ixil.
En el año 2006, una mano anónima hizo llegar a una ONG guatemalteca el expediente de Operación Sofía. Los mensajes secretos que contenía proporcionaron una prueba crucial en el juicio por genocidio que se adelantaba entonces contra el ya ex dictador Ríos Montt.
¿En qué consistió? ¿Quiénes dieron las órdenes de aniquilar al pueblo Maya Ixil? ¿Quiénes las ejecutaron? ¿Quiénes colaboraron con ellos dentro y fuera del país? ¿Por qué todos siguen libres?
A lo largo de más de 400 páginas, se desentrañan cómo se llevó a cabo metódicamente el exterminio del pueblo Maya Ixil, que incluyen pruebas documentales, mapas desplegables que sitúan los lugares donde se llevaron a cabo masacres, se quemaron aldeas y se establecieron las así llamadas “aldeas modelo”, auténticos campos de concentración donde se confinó a los sobrevivientes. El libro presenta también fotos de los escenarios del genocidio en Nebaj, tomadas por Jean-Marie Simon y Ulf Aneer, reconocidos profesionales y conocedores del tema que visitaron el país durante las masacres.
Las fotografías y los mapas resaltan hasta qué punto se trató de una campaña coordinada y metódica cuyas víctimas no tenían ninguna posibilidad de defenderse de las fuerzas de seguridad de su propio país.
El libro, en conjunto, pone también de manifiesto con cuánta facilidad el racismo y la codicia pueden desembocar en la deshumanización del otro: para Ríos Montt y sus comandantes, al igual que para todos aquellos que ejecutaron sus órdenes, los ixiles no eran hombres y mujeres, niñas y niños, sino objetivos militares, sin derechos, ni vidas ni sueños.
Ahora se inician juicios contra posibles responsables del genocidio, previendo que se vaya a eliminar una impunidad que agrava y prolonga aún el dolor de las víctimas, además de que es una herida abierta para toda la humanidad.

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