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La guerra más larga

28 de agosto de 2017

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Entre todas las numerosas guerras y aventuras militares punitivas lanzadas por los distintos gobiernos imperialistas de Estados Unidos desde el surgimiento de esa nación, los datos confirman que la que llevan a cabo actualmente en el lejano Afganistán es la de más larga duración hasta el momento.

Ella comenzó en octubre de 2001 y el pretexto de Bush hijo para iniciarla fue que sería como represalia o respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas de Nueva York y otros sitios, incubados y organizados por Osama Bin Laden –saudita, ex agente de la CIA– quien radicaba entonces en territorio afgano como protegido del llamado “movimiento talibán”, en el poder en esos momentos.

Años atrás, los talibanes habían invadido territorios afganos desde Paquistán expulsando al débil y fragmentado gobierno de aquella época, surgido en medio de contradicciones y cruentas luchas internas, tras la salida de las fuerzas soviéticas y con el visto bueno de Estados Unidos y la OTAN.

Evidentemente, los talibanes interrumpieron de manera abrupta la estrategia imperialista, ocuparon el país y establecieron un peculiar gobierno bajo la ley islámica, que fue removido mediante la sangrienta intervención ordenada por Bush hijo en el 2001.

El doloroso calvario del empobrecido pueblo afgano no concluía así, más bien comenzaba en esta etapa, ocupado militarmente por Estados Unidos y algunos socios de la OTAN como Alemania, España, Polonia o Ucrania que se han turnado por períodos y zonas determinadas.

Gobiernos locales por lo general tambaleantes e inseguros, apuntalados por la ocupación y los “señores de la guerra” en extensas áreas del interior, han acompañado a la ocupación no sin fricciones y periódicas crisis.

Por su parte, los talibanes llevan adelante desde que fueron expulsados del poder una sostenida guerra de desgaste y ataques sorpresivos en ciudades y campos, contando con bases de apoyo aparentemente sólidas tanto internamente como desde el exterior, con incesante reclutamiento.

El ex presidente Obama avizoró la idea de un retiro paulatino de las fuerzas yanquis ocupantes pero –como en tantas otras cosas– no logró consumarla y quedó a mitad de camino. El candidato Donald Trump durante su campaña también prometió el retiro por ahora, también como en otras cosas, giró en contrario y aumentará las tropas ocupantes y permanecerá en aquella guerra sin fin.

A la pregunta de ¿qué busca el imperio estadounidense en Afganistán, prolongando indefinidamente un empantanamiento sin salida visible? Los expertos brindan diferentes respuestas, que van desde lo estratégico hasta la perspectiva de ricos recursos y los extensos cultivos de heroína.

No olvidar tampoco la extensa frontera que tiene con Irán como país vecino al oeste y con Paquistán al este y sur.

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