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La gran Revolución Socialista de Octubre

17 de febrero de 2017

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Nos adentramos en el año 2017 y, por tanto, nos acercamos a la conmemoración del centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre en la vieja Rusia zarista, un trascendental acontecimiento que marcó los albores del siglo XX e influyó poderosamente – como ningún otro – en la historia subsiguiente hasta nuestros días, donde no deja de ser referente obligado para amigos y enemigos.

El 7 de noviembre de 1917 (según el actual calendario) abrió una nueva etapa en la historia de la humanidad, cuyas consecuencias no dejan de sentirse pese al paso inexorable de los tiempos y de todos los sucesos de la más variada naturaleza que a partir de entonces han tenido lugar en disímiles regiones, países y continentes.

Ocurrida más de cien años después de la recordada Revolución Francesa de finales del siglo XVIII, que enarboló las banderas de Libertad, Igualdad y Fraternidad proclamadas por los enciclopedistas, la Revolución de Octubre fue más allá de las limitaciones clasistas de la burguesía europea – entonces revolucionaria – mostrando las verdades científicas de Marx y Engels que les sirvieron de inspiración.

Un periodista estadounidense, John Reed, que antes había participado en la Revolución Mexicana y recogido esas experiencias en su inolvidable “México insurgente·, se halló también en la vorágine revolucionaria rusa y la dejó plasmada como nadie calificándola como “diez días que estremecieron al mundo”.

No hay dudas, visto desde la perspectiva de hoy, de que fueron desde esa fecha mucho más de diez días los que iban a estremecer al mundo a consecuencia de aquella hazaña social y política, en que por primera vez en la historia de los explotados y oprimidos de siempre iban a llegar de verdad al poder y a sostenerlo en medio de la más dura lucha, de constantes agresiones, cerco económico e intervenciones militares extranjeras.

Absolutamente nada de lo que haya ocurrido o se haya dicho después puede refutar esa verdad, ni los posibles errores de algunos hombres pueden tapar ese sol con un dedo.

Lo cierto es que el pueblo ruso, con Lenin y su Partido al frente, estremeció a la burguesía capitalista como nunca antes y realizó exitosamente la utopía de los comuneros de París “tomando el cielo por asalto”.

Por otra parte, la Revolución Socialista de Octubre abrió la perspectiva liberadora para los pueblos coloniales, los que fueron de este modo sentando las bases para su independencia y soberanía en posteriores períodos de lucha.

La conmemoración del centenario del Gran Octubre será seguramente ocasión para reflexionar, tomar experiencias y agradecer al pueblo trabajador de Rusia por la hazaña.

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