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La gran diferencia

11 de abril de 2023

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El colmo del cinismo y la hipocresía son los atributos menos ofensivos para la denominada nueva estrategia de Estados Unidos para África, que blanden ahora funcionarios de alto nivel de la actual administración de Joe Biden, que incluye a la vicepresidenta Kamala Harris y al secretario de Estado Anthony Blinken, con el fin de atraerse a gobernantes de esa región con el publicitado eslogan de inversiones de buena fe de Washington e impedir lo que califican malsana influencia de China y Rusia.

No sé si a estas alturas alguno de los gobiernos africanos pueda aceptar tal idea, y si acaso piensan sacar dividendos de las ofertas estadounbidnses, sin que signifique el rechazo a los nexos con Beijing y Moscú.

Estas dos naciones han demostrado a lo largo de los años que pueden ofrecer bienestar a un continente explotado de gran manera por el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo.

El Imperio trata de que se olvide que China y África han permanecido juntas en momentos de adversidad y bonanza ejemplificando la construcción de una comunidad global con un futuro compartido.

La Octava Conferencia Ministerial del Foro de Cooperación China-África (FOCAC, según sus siglas en inglés) se celebró, a pesar de los problemas derivados de la COVID-19, lo cual muestra la importancia que otorgan al desarrollo de sus relaciones bilaterales, además de la confianza mutua profunda, lo cual que crea oportunidades de colaboración.

El FOCAC, desde su creación en el año 2000, ha llegado a ser una plataforma importante para el diálogo colectivo y un mecanismo efectivo de cooperación pragmática. Tras años de dedicación y esfuerzos, el árbol de la colaboración China-África ha crecido: es alto, fuerte e inmune ante cualquier sacudida externa. Está ahora en su máximo apogeo.

 

SECRETO DEVELADO

El secreto de la fructífera cooperación China-África ha sido desvelado en un Libro Blanco, publicado por la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, y titulado “China y África en la nueva era: una asociación de igualdad”.

La amistad chino-africana, según este documento, ha sido encarnada por la confianza política mutua, una rápida expansión de la cooperación económica y del desarrollo social, los intercambios entre pueblos y culturales y una creciente colaboración en materia de paz y seguridad.

Económicamente, las estadísticas muestran que China ha sido el primer socio comercial de África durante los últimos 14 años, desde el 2009. Los intercambios comerciales con China sumaron más del 21% y Beijing ha incrementado sus importaciones de productos no relacionados con las materias primas, eliminando los aranceles al 97% de lo exportado por las 33 naciones menos desarrolladas de África.

La inversión directa de las empresas chinas en África había superado los 43 999 millones de dólares, al tiempo que más de 3 500 compañías chinas han creado millones de empleos directos e indirectos en ese continente, con mano de obra local en el 80% de los casos.

En materia de infraestructuras, no es exagerado decir que la implicación de las empresas chinas en su desarrollo también ha modificado profundamente el panorama en África. Hasta el momento, casi todos los países africanos que mantienen relaciones diplomáticas con Beijing han firmado acuerdos de cooperación bajo la iniciativa de La Franja y La Ruta. El 31,4% de todos los proyectos de infraestructura en África han sido ejecutados por empresas chinas.

Desde la creación del FOCAC, las empresas chinas han utilizado diversos fondos para construir y mejorar más de 10 000 kilómetros de ferrocarriles, casi 100 000 de carreteras, cerca de mil puentes y 1cien puertos, y 66 000 kilómetros de redes de transmisión y distribución energética.

Además de una cooperación fructífera en infraestructuras, China ha fomentado el avance de la industrialización y de la diversificación económica en África, mediante la construcción de zonas de cooperación económica y comercial, zonas económicas especiales, parques científicos e industriales.

La asistencia mutua prevalece en esta nueva era de cooperación China-África. Desde el devastador terremoto en la provincia suroccidental china de Sichuan en 2008, hasta el ciclón Ida que arrasó Zimbabue, Mozambique y Malawi en 2019, y desde el brote de Éboli en África Occidental en 2014 hasta la pandemia de la COVID-19, China y África han permanecido siempre unidas en los momentos difíciles.

En los momentos más duros de la lucha contra la COVID-19 en China, los países africanos y organizaciones regionales, como la Unión Africana, prestaron un gran apoyo a China. Después de que la COVID-19 golpease a África, China ofreció asistencia humanitaria de forma inmediata, incluidos suministros médicos y vacunas necesarias de urgencia.

 

COOPERACIÓN CON RUSIA

Rusia tiene también gran importancia en el desarrollo de la infraestructura en África, lo cual debe verse como parte de un proyecto más amplio de integración afroasiática.

El tan repetido reclamo occidental del aislamiento de Rusia está comenzando a desgastarse. Si bien la comunidad transatlántica puede seguir lealmente la directiva de cortar los lazos con Rusia, a pesar de la reacción económica contra sus propios ciudadanos, otras naciones, incluida la mayor parte de Asia y África, no tomaron esta llamada muy en serio.

Más allá de asegurar a los socios africanos los envíos garantizados de trigo ruso y ucraniano y otros bienes que el continente necesita desesperadamente, Moscú ha presentado una gran estrategia amplia de desarrollo de África y el suroeste de Asia que contemplará la creación de amplias zonas de libre comercio para facilitar las extensiones de la Nueva Ruta de la Seda y los Corredores de Transporte Norte-Sur. Cabe señalar que 40 de los 55 estados africanos (incluida la Unión Africana) han firmado memorandos de entendimiento con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (BRI), uniéndose a 20 estados árabes.

La influencia rusa en lo militar, de ayuda a combatir el terrorismo, se puede destacar en esta colaboración, ya que gobiernos africanos han recibido ayuda para mejorar sus ejércitos, al tiempo que están haciendo retirar a las tropas francesas que supuestamente llegaron para combatir a un mal que ha ido en aumento.

 

ASESINOS

El veterano periodista y presidente del Partido Socialista de Zambia, Fred Mámeme*, arremetió duramente contra las persistentes actitudes coloniales hacia África por los políticos estadounidenses, a quienes tachó de “asesinos”. Sus declaraciones tuvieron lugar en medio de la visita a la región de Kamala Harris.

Según sus palabras, EE.UU. es “un país que ha derrocado a muchos gobiernos en África” y “ha liderado” un gran número de golpes de Estado no solo en ese continente, sino en todo el mundo. Washington “ha asesinado a muchos de nuestros líderes en África y en otras partes del mundo”, continuó.

“Los asesinos de Patrie Locumba, los que derrocaron a Kwame Nkrumah, los que mataron a Nasser, los que mataron a Muammar Gadafi”, enumeró Mámeme durante un discurso que pronunció en el Foro Internacional sobre la Democracia celebrado en Beijing. El periodista y político describió a EE.UU. como “un país que se ha construido sobre la fuerza bruta, sobre la esclavitud de otros seres humanos, sobre la humillación de los africanos, la explotación de los africanos, el saqueo de África, y hoy viene a enseñarnos sobre democracia”, aseveró.

“Si no tiene respeto por la dignidad de los demás, si no tiene respeto por la soberanía de otros países, no puede pretender ser un promotor de la democracia”, concluyó.

Previamente, Mámeme sostuvo que Washington no tiene derecho a dar lecciones de democracia a otros países, tomando en cuenta su historia de injerencias en los asuntos de otros Estados. Además, Mámeme acusó a EE.UU. y otros países occidentales de hipócritas, ya que condenan las acciones de Rusia, mientras ignoran sus propios “crímenes más devastadores” en Vietnam, Iraq, Afganistán o Siria, y a la vez apoyan las acciones de Israel en el conflicto con Palestina.

 

*Fred Mámeme, ganador de numerosos premios internacionales por su labor periodística, y nombrado uno de los Héroes Mundiales de la Libertad de Prensa por el Instituto Internacional de Prensa, además de recibir el Premio Internacional de la Libertad de Prensa por el Comité para la Protección de los Periodistas.

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