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La frustración que se impone

3 de abril de 2018

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Mientras un avión con decenas de artistas de Corea del Sur despegaba de la capital de esa nación asiática con rumbo pacífico hacia Pyongyang, un aire de diálogo, reencuentro y búsqueda de soluciones se abría paso en la comunidad internacional.

Sin embargo, la retórica de las sanciones y las amenazas vuelven a perturbar todo acercamiento entre coreanos, y desde la cuna imperial, Washington, vuelve a arremeter con nuevas y mayores sanciones a Corea del Norte y amenazar con que, de no funcionar estas, iría a una fase 2 que “puede ser muy dura”.

El mandatario de los twits olvidó o no le interesó para nada que los gobernantes de Corea del Sur y del Norte acordaran una semana antes celebrar próximamente una Cumbre Inter coreana en busca de afianzar un clima favorable en beneficio mutuo, de la región y de la humanidad.

El gobierno estadounidense ha dado un paso más en la presión y el aislamiento de Corea del Norte al anunciar el que ha calificado como “mayor conjunto” de sanciones económicas contra Pyongyang, centradas en 27 compañías navieras y 28 buques que comercian con el régimen norcoreano.

De acuerdo con un despacho noticioso de la BBC Mundo, las sanciones más duras pueden poner en peligro la última distensión entre las dos Coreas, ilustrada por la participación del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno en el sur, en medio de los preparativos para la ya anunciada cumbre entre el líder norcoreano Kim Jong Un y el presidente surcoreano Moon Jae-in.

Por otra parte, el Consejo de Seguridad de la ONU, a instancias de Washington, también ha aprobado las sanciones a  Pyongyang, con el argumento de que ese país suspenda sus programas nucleares y balísticos.

Se ha constatado que las reiteradas sanciones han limitado las exportaciones norcoreanas de carbón, hierro, textiles y mariscos, al tiempo que han reducido sus importaciones de crudo y productos refinados del petróleo.

El Consejo de Seguridad al aprobar un paquete de sanciones similares a las impuestas por Estados Unidos, considera las mismas como una clara señal de que la comunidad internacional está unida para presionar a Corea del Norte a fin de que abandone su programa nuclear.

En estas circunstancias que reflejan claramente el mundo en que estamos viviendo, se vuelve a sentir la frustración de que un día percibimos aires de paz y no confrontación en la península coreana, y al otro día, desde Estados Unidos son  lanzados dardos envenenados, que muchos llaman residuos de la Guerra Fría y que más bien son parte de una política imperial que todavía es presente y su ejecutor es el mismo.

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